Una alegría en la posguerra

Luis Padilla nos recuerda este jueves, el día en el que el Atlético Aviación visitó Tenerife en la posguerra. Dándole así una alegría a la gente en tiempos difíciles

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Hambre, cartillas de racionamiento, represión, campos destrozados, Europa en guerra, aislamiento internacional, autarquía… Las posguerras son siempre difíciles. Más, mucho más, para los vencidos, pero complicadas para todos. Sobre todo, si tras una guerra local, llega otra guerra mundial. ¿Lujos? Para la inmensa mayoría de la población, ninguno. ¿Un regalo de Reyes para un niño? Una naranja en el mejor de los casos. Así era la vida a principios de los años cuarenta en muchos hogares canarios. Las únicas diversiones del domingo, si las había, eran ir a la lucha o al fútbol. Tras acudir a misa, naturalmente. Por eso, en esos tiempos de negra tristeza, la visita a Tenerife del Atlético Aviación fue un acontecimiento. Y un motivo de alegría en medio de un sinfín de malas noticias.

Venía el campeón de Liga, el mejor equipo del momento, el heredero del viejo Atlético de Madrid. Y lo hacía con todas sus figuras. Y entre ellas, un hijo de la tierra, el ídolo local: el genial Pancho Arencibia, conocido ya como 'el divino calvo'. Y con él, la mayoría de aquel once que se aprendieron todos los niños de la posguerra: Tabales; Mesa, Aparicio; Gabilondo, Germán, Machín; Manín, Arencibia, Pruden, Campos y Vázquez. Era, además, un 'once' en el que había también otros tres futbolistas grancanarios: Mesa, Machín y Campos. Dirigidos por Ricardo Zamora, un portero legendario, los rojiblancos no se fíaban del Tenerife, que un mes antes en la Copa del Generalísimo le había plantado cara al subcampeón de liga, al Sevilla de la 'delantera stuka'.

El 28 de junio de 1940 tuvo lugar la primera cita en el viejo Stadium, con las tribunas y las gradas a rebosar. El Atlético Aviación alineó a nueve componentes de su once de gala. Entre ellos, los cuatro futbolistas canarios y el ariete Pruden, que será la revelación de la temporada. Mientras, ese viernes, el Tenerife jugó con: Abel; Luis, Delgado; Victoriano, Nieto, Conrado; Martinica, Mota, Chicote, Santacruz y Guiance. Y aunque el dominio rojiblanco fue notable, los locales aguantaron el empate inicial hasta el descanso. Y para sorpresa general, en los primeros minutos de la reanudación fue Chicote quien adelantó al Tenerife. A partir de ahí se volcó aún más el Atlético Aviación, que remontó con goles de Pruden y de Enrique a diez minutos del final y se impuso por 1-2.

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Jugadores del Atlético Aviación

Pese a la derrota, el conjunto blanquiazul demostró tener un nivel suficiente para competir con los mejores equipos del país. Dos días después, no sólo le plantó cara al Atleti... sino que le ganó por 2-1. Esta vez se adelantaron los rojiblancos con un gol del internacional Elícegui, pero remontó el Tenerife con dos tantos de Chicote, quien agradeció la presencia en el equipo de Peregrino y Bernardino Semán. El cierre de la gira permitió a los campeones de liga dejar constancia de su categoría: se impusieron por 4-2 con protagonismo realizador de sus futbolistas canarios (marcaron Campos y Arencibia) y neutralizaron así dos nuevos goles de Chicote. La oportunidad de ver a un superequipo como el Atleti fue, al menos, una pequeña alegría en aquella dura posguerra.