"España no es racista, pero...". Tras el estallido a nivel mundial del caso Vinicius, esta entradilla es el denominador común con el que decenas de personas se han lanzado a contar sus experiencias racistas en redes por todo el país. Los tuiteros han ido citando en cadena los hilos de los demás para contar sus propias historias. Entre los eslabones de esta cadena de citas, dos tinerfeñas han contado sus vivencias.
Una de ellas es la usuaria @Coeliachoe, estudiante de Historia del Arte. Coelia ha contado en Twitter que en Madrid en 2015 le preguntaron a ella y a su padre, entre risas en un bar, si en Canarias había internet y si viajaban en camello. También ha contado que en Salou, al año siguiente, en un viaje de fin de curso, se rieron de ella y de sus amigas por si acento porque parecían "retrasadas". "Se reían de nosotras diciendo 'muyayo'. Se ríen continuamente del acento canario", ha detallado.
Coelia ha añadido que, cuando un canario viaja a la Península, muchas veces se le ridiculiza por utilizar canarismos, como "por ejemplo guagua". Además, ha asegurado que una vez, en el control del aeropuerto de Barajas volviendo a Tenerife, dos guardias civiles dijeron, dirigiéndose a ella: "Cachea a esa que los canarios son todos una panda de gandules y drogadictos".
Otra tinerfeña sale en su defensa
Los tuits de Coelia han levantado polémica entre un grupo de internautas, muchos de ellos acusándola de exagerar. En su defensa ha salido la tinerfeña Lizzie Ruby (@loeyrubyjane), que ha explicado situaciones muy parecidas que le han sucedido a ella.
"Yo no digo que sea xenofobia y no es ni un mínimo de lo que sufren las personas latinas, pero los godos cambian su actitud cuando se enteran de donde soy. Y llevo nueve años viviendo en la Península. Sí es así conmigo, sí que España es racista", ha dicho, antes de empezar a enumerar casos.
Al saber que es canaria, la cosa cambia
"Mi novio es el que se tuvo que comunicar con las inmobiliarias, porque a mi me dicen que los pisos no están disponibles si no empiezo la llamada diciendo: 'Llamo desde Tenerife'. Para mi un piso ya estaba reservado y para él totalmente disponible", cuenta. Su acento es el que despierta los prejuicios de los caseros. "Yo dispongo del comodín de: 'Ay, es que como soy de Canarias…'. Y la actitud cambia RADICALMENTE. Pero [con] una persona de Latinoamerica no", añade Lizzie.
"Mi experiencia es que cuando saben que soy de Tenerife se les corta de raíz cualquier tontería", explica Lizzie, que ha enumerado algunas de las "burradas" que le han dicho antes de saber que era canaria, como explicarle cómo funciona un microondas o decirle que había traído cucarachas "de su país" en un piso en el que vivía donde apareció una plaga de estos insectos.