Aunque los tiempos y las infraestructuras han evolucionado, hubo un tiempo que la TF-28 marcaba el pulso de los desplazamientos al sur desde Santa Cruz, y viceversa. En este contexto, el municipio de Güímar, a su entrada por esta vía desde el municipio limítrofe por el sur, Fasnia, acondicionó un parque para dar la bienvenida a los visitantes.
“Esta es la carta de presentación que reciben quienes nos visitan viniendo por la TF-28 desde el sur”, anunció en redes sociales el grupo vecinal Güímar Avanza, quien especificó que el parque, que carece de nombre, aparece una vez se atraviesa el túnel que separa Fasnia de Güímar. “Sin necesidad de que un cartel lo indique, sabemos que ya hemos llegado a Güímar”, agrega haciendo alusión al gran bloque de piedras que anuncia la entrada al municipio güimarero desde dentro del parque.
Bienvenidos
“Bienvenidos a Güímar”, reza el texto, acompañado de su versión en inglés y alemán, lo que indica el carácter histórico turístico del municipio.
Creado bajo el mandado de la fallecida, e histórica por ser la primera alcaldesa de Güímar, Vicenta ‘Tita’ Díaz (2003-2007), se creó este parque junto a la carretera, en la zona de Agache, que hacía las veces de descanso y disfrute de quien quisiera bajarse del vehículo o que fuera de caminata. Sin embargo, como recuerda Güímar Avanza, “se hizo en suelo que no era titularidad del ayuntamiento”.
Inmovilismo político
Aun así, desde el colectivo creen que “desde que se hizo, hasta la fecha, ha habido tiempo más que suficiente como para que se hubiese iniciado un procedimiento para comprar dicha parcela, o bien, iniciar un procedimiento de expropiación y abonar el oportuno justiprecio”.
Además, apuntan, en esta zona se ubicaba el antiguo fielato (casetas de cobro de los arbitrios y tasas municipales sobre el tráfico de mercancías). “Es una pena el estado de abandono en el que se encuentra este pequeño parque que podría dar un gran servicio a los vecinos de la comarca de Agache y a los visitantes”, reflexionan.
De esta manera, critican a la clase política por la dejadez mostrada con el paso del tiempo, porque “a veces es cuestión de voluntad, pero cuando la desidia se instala en la administración da igual quien gobierne, que al final las cosas no se hacen”.