Un carril de autopista ocupa aproximadamente tres metros de ancho. En el mismo espacio cabe el ancho de un tranvía, pero la capacidad potencial de transporte de viajeros de varios trenes en hora punta es muchísimo mayor que el de toda la autopista, más teniendo en cuenta que la mayoría de viajeros no hacen un uso compartido del coche.
Es una de las tesis que ha sostenido este lunes María Concepción Ortega Ortiz, directora de desarrollo de negocio corporativo de IDOM Consulting, Engineering and Architecture, en una ponencia en la Jornada Técnica de Transporte Guiado en Territorios Insulares organizada por el Cabildo de Tenerife.
Malgasto de territorio
Ortega Ortiz ha realizado un repaso de las construcciones tranviarias que IDOM ha asesorado en las últimas dos décadas, incluído el propio Tranvía de Tenerife, pasando por países como Dinamarca, Suecia, Colombia o Nueva Zelanda. Una de las conclusiones que extrae la ponente es que en Tenerife se está "malgastando el territorio", que es muy limitado.
El transporte guiado puede transportar 40.000 personas en una sola hora y permite un uso más eficiente del espacio. Menos carreteras equivaldrían a más uso público del territorio.
Más sostenible y eficiente
A esto, señala la directora de desarrollo de negocio corporativo de IDOM, hay que añadir "el problema de la sostenibilidad". Una nueva autovía incentiva la construcción de más edificaciones y dispersa la población, fomentando más y más uso del coche.
Los sistemas ferroviarios, por contra, son más eficientes en tanto que descongestionan las calles, generan menos emisiones, permiten más retorno de la inversión inicial puesto que generan empleo... Todo añadido a que, según señala Ortega Ortiz, es un medio mucho más seguro en materia de accidentalidad que el transporte rodado, es más fiable y accesible y da una alternativa a todas las etapas vitales, puesto que pueden utilizarlo desde los niños hasta los más ancianos.
Voluntad política
La directora de desarrollo de negocio corporativo de IDOM ha recordado en su ponencia cuando asesoró la construcción del Tranvía de Tenerife. A este respecto, señala que un elemento clave en la construcción de estas infraestructuras es el desgaste político del gobierno que las impulsa, pues hacerlo conlleva inevitablemente miles de críticas por cuestiones de todo tipo, principalmente el trazado.
Siguiendo el ejemplo del Tranvía de Tenerife, Ortega Ortiz ha explicado que, originalmente, las administraciones plantearon el proyecto siguiendo el curso del barranco y llegando hasta el aeropuerto por zonas no urbanizadas. Era un trazado "donde no había nada". No molestaba a nadie, pero el equipo técnico señaló que era necesario hacerlo pasar por donde vivía la gente o sería un fiasco.
Reducir coste energético y territorial
El Cabildo y los Ayuntamientos implicados se comprometieron a seguir las indicaciones de los técnicos, aún a sabiendas de que el trazado, originalmente, no gustaría por los inconvenientes a los vecinos y la utilización de grandes avenidas para construirlo. "El tráfico es como el agua, fluye, pero si le das un canal enorme lo inunda", explica Ortega Ortiz.
Y aquí radica la cuestión. En el caso de Tenerife, reducir el coste energético y territorial importa más que renunciar a una vía de tráfico rodado. Y, además, es una inversión a décadas, zanja la directora de desarrollo de negocio corporativo de IDOM.
Tras estas apreciaciones, Ortega Ortiz ha expuesto las ventajas para el uso del espacio y del tiempo personal de los ciudadanos logradas en importantes obras ferroviarias en lugares como Medellín (Colombia), Auckland (Nueva Zelanda) o pequeñas ciudades de Suecia y Dinamarca.