Del sueño a la pesadilla: la historia de Ania, evacuada un año después de comprar su finca

Una de las noches durmió en su coche cerca de un retén y la policía la echó del aparcamiento de madrugada: "Me trataron como si fuese una terrorista"

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Retén policial en La Orotava./ ÁLVARO OLIVER - AH
Retén policial en La Orotava./ ÁLVARO OLIVER - AH

Ania es una mujer polaca que hace exactamente un año compró una finca en los altos de La Orotava a la que mudarse con sus gatos y su perro Punto, cultivar los terrenos y desarrollar lo que había concebido como un "proyecto vital".

Esta semana, lo que hasta hace poco significaba estar viviendo su sueño se ha convertido en "una pesadilla", según ha explicado a Atlántico Hoy. A principios de semana, el fuego no había llegado a su casa, pero existía el riesgo. Ella dejó las puertas de la finca abiertas de par en par para que los vehículos de bomberos pudieran maniobrar con facilidad y estos le correspondieron empapando con agua sus terrenos cada vez que pasaban por ahí para humedecerlo todo.

Calor infernal 

Ania explica que ha podido subir una vez a su finca, pero que el calor es abrasador. Sólo puede adentrarse en la zona durante unos pocos minutos para comprobar que todo esté bien, completamente mojada para impedir que ese "infierno", como ella lo describe, le queme la piel aún a distancia de las llamas.

Ania es una mujer muy fuerte, pero la situación le ha quebrado. Con las manos temblorosas por el susto y la ansiedad, especialmente después de los acontecimientos que le ocurrieron la noche previa a entrevistarse con Atlántico Hoy, explica que se dedica al mundo del cine y el arte y que decidió mudarse a Tenerife ante el auge de producciones audiovisuales en la isla.

Se le escapó una gata

En el momento en el que se evacuaron los altos de La Orotava, Ania metió a sus gatos y a su perro Punto en su pequeño Nissan Micra. Sin darse cuenta, una gata se escapó. Sólo se percató de aquello una vez llegó fuera del perímetro evacuado de La Orotava. En ese momento, se le vino el mundo encima.

Días después, cuando las condiciones lo permitieron, Ania pudo volver a su finca para comprobar el estado de las edificaciones y terrenos. Cuando llegó, su gata apareció corriendo de entre unos arbustos y Ania casi rompe a llorar de felicidad.

Incidente con la policía

Ania decidió pasar esa noche -la del pasado domingo- en un aparcamiento cercano al retén policial que controlaba el acceso a la zona evacuada, en el núcleo de Chasna.

"Me sentía más segura estando cerca de la policía", cuenta, pero la noche se torció. En medio de la madrugada, quizás tras el cambio de guardia, unos agentes la interceptaron. "¿Quién es usted? ¿Qué hace aquí?", le inquirieron, pidiéndole insistentemente su documentación.

Tratada "como una terrorista"

"No se creían que tenía una finca allí", explica Ania. "Me trataron como si fuese una terrorista, he tenido pesadillas toda la noche", cuenta, añadiendo que llevaba varios días sin poder dormir por la adrenalina y el estrés.

Poco a poco, según explica, los agentes entraron en razón. "Al final me pidieron disculpas y hasta me ayudaron a darle de comer y beber a los animales", cuenta. No obstante, le pidieron que abandonase la zona y la guiaron con el coche patrulla unos kilómetros para comprobar que se iba. "Yo no podía creerme que tuviese que conducir en ese estado, estaba borracha de cansancio", explica.

Lleva la documentación

Tras el incidente, Ania ha estado regresando al punto más cercano al retén para poder subir a la finca cuando las condiciones lo permiten y comprobar cómo siguen las cosas. En su Nissan Micra lleva toda su documentación y las escrituras de la casa para evitar encuentros desagradables de nuevo.

"Estaba en una burbuja de felicidad y se ha venido todo abajo", lamenta con lágrimas en los ojos. "Ojalá se acabe pronto", zanja.