Bajo el cálido sol de Adeje, con vistas directas a La Gomera, abrió sus puertas en diciembre de 2020 el Royal River Luxury. Un año después, pandemia mediante, el hotel propiedad de José Fernando Cabrera, presidente del Grupo Golf Resort, ha sido elegido este enero, en el marco de Fitur, mejor hotel de España para 2022.
La distinción llegó por parte de la Asociación Española de Periodistas y Escritores de Turismo, adscrita a la Federación Mundial FIJET WORLD, que se decantó por el complejo por tratarse de un concepto único no solo en Canarias sino en Europa.
Con 50 villas individuales y dos ríos que las conectan entre sí, protegidos por una frondosa maleza tropical, el Royal River Luxury ofrece una experiencia única a sus huéspedes, transportándolos mentalmente a la jungla del sudeste asiático pero con el confort y la seguridad que garantiza la Unión Europea.
¿Qué hace al Royal River Luxury el mejor hotel de España? Hay muchos factores, pero sin ninguna duda el principal es la atención exclusiva a cada uno de sus huéspedes, sin dejar que ningún detalle se escape. Lydia Rodríguez, directora del complejo, explica a Atlántico Hoy hasta donde llega la personalización en la experiencia del cliente.
El hotel se enmarca dentro de un concepto que en el resto de Europa no existe. Por ello, ni los tiempos de pandemia han podido con su actividad, llenando sus 50 villas prácticamente a diario. ‘’Nuestra apertura fue el día 18 de diciembre de 2020, y en esa misma fecha Inglaterra decidió hacer un lockdown, por lo que los británicos no podían viajar. Nos encontramos con muchas cancelaciones por parte del mercado inglés, y no sabíamos qué iba a pasar’’, asegura Rodríguez.
A pesar de la ausencia del turismo británico, el complejo comenzó a llenarse de clientes de otras nacionalidades, como Europa del Este, no muy comunes en las zonas turísticas de Tenerife, que eligen este complejo para disfrutar de una experiencia única.
Experiencia personalizada
Cada huésped es especial y nunca hay un evento igual a otro. Esa es la filosofía del Royal River Luxury, con la que han logrado ser elegidos como anfitriones de celebraciones diferentes y personalizadas para familias y políticos. Es el caso de una huésped lituana que, tras hospedarse en el complejo y quedar totalmente encantada con el entorno, se puso en contacto con la dirección del Hotel para organizar un evento a medida para el cumpleaños de su padre, al que acudiría toda la familia procedente de Lituania.
El pasado 8 de febrero el complejo acogió el 60 cumpleaños de este cliente organizado de forma minuciosa y al gusto del cumpleañero. Acompañado de su familia, y con una escaleta perfectamente estructurada, el evento arrancó a las 5 de la tarde en un enclave característico del hotel: una plaza donde se ubican las figuras de dos jirafas besándose, símbolo de amor y unidad. Allí recibieron un cóctel de bienvenida con diez pases de diferentes delicatessen, como el caviar o el marisco.
Tras 50 minutos, y conducidos por un mago ilusionista y el sonido de la guitarra española, llegaron al restaurante Flamingo, donde encontraron una fuente de mariscos encajada en cada una de las cinco mesas.
La comida estuvo acompañada en todo momento por actuaciones musicales al gusto del huésped como la recreación de un tablao flamenco, un cantante tributo a Phil Collins, así como un dúo español haciendo flamenco acrobático, finalizando de la mano de un violinista virtuoso.
El momento más especial de la noche llegó con la tarta. El huésped sopló sus 60 velas bajo el Happy Birthday Mr President interpretado por una cantante rusa vestida de Marilyn Monroe, y finalizando con más de 15 pases de fuegos artificiales acompañados de una música apoteósica. Como cierre de la noche, los invitados pudieron disfrutar de dos horas de barra libre con bebidas traídas para el huésped, así como de un karaoke con canciones en ruso preparadas especialmente para el cumpleañero.
Compromiso con el desarrollo sostenible
Sostenibilidad y Agenda 2030 son conceptos que cada vez están más presentes en el sector turístico, y desde Royal River Luxury apostaron desde el primer momento por crear un hotel comprometido con el medio ambiente.
Desde la dirección del departamento técnico destacan que la intención siempre fue hacer un hotel, en la medida de lo posible, sostenible. Un 20% de las instalaciones del complejo están compuestas por agua, la cual se trata de la manera más ecofriendly posible.
Además, el hotel ha apostado por trabajar con una caldera de biomasa de alto rendimiento, que utiliza pellet -producto totalmente orgánico y de escasos milímetros- y se ha mantenido encendida desde su inicio, ya que consume menos. A través de ella se puede calentar desde agua sanitaria hasta las grandes piscinas.
La sostenibilidad energética no se queda ahí. Toda la energía del Royal River Luxury es verde porque viene de fuentes renovables. Además, el complejo posee iluminación led de última generación, así como más de 3.000 plantas de 150 especies diferentes para combatir la huella de carbono.
Una construcción donde reinan los espacios
Royal River Luxury surgió como un sueño de sus propietarios, y Javier Álvarez Peñate, arquitecto de Álvarez y De Miguel Arquitectos, fue, junto con su socia Silvia de Miguel, el encargado de esculpirlo. Sobre la base de ese sueño, en el que el agua corría por ríos que conectaban todas las edificaciones del hotel, se empezó a trabajar en un complejo donde no hay nada colocado al azar y cuya decoración ha sido elegida minuciosamente por los dueños.
"Tenemos la suerte de trabajar para clientes particulares. En hoteles así, que surgen a raíz de un sueño, al verlos uno piensa que es imposible que los haya diseñado el mismo arquitecto. Pero cada cliente sabe a quién va dirigido", apunta Silvia de Miguel, que afirma que "no hay dos hoteles iguales ni dos huéspedes iguales".
Si algo ofrece este hotel es privacidad. Ya el Royal Garden, propiedad del mismo grupo, desarrollaba este concepto, pero no lo llevaba tan al límite como las 50 villas exclusivas del Royal River. Desde la experiencia del Garden, los propietarios sabían que existía un nicho de mercado en la oferta de privacidad sin desligarla de la más exquisita atención. La pandemia, más por casualidad que por premeditación, les dio la razón. Así, Álvarez afirma que en la construcción de los hoteles del futuro no solo importa la transformación digital o la sostenibilidad, sino la concepción de los espacios. El huésped prefiere espacios privados, nos hemos acostumbrado a la distancia. El Royal River es respuesta al cliente.
La construcción de un hotel de estas características no es un trabajo fácil. De hecho, Álvarez afirma que, desde que surge la idea hasta que entra el primer cliente, se suele dar un periodo de cuatro años. Ambos arquitectos coinciden que no hay una pauta específica para la construcción de un hotel de lujo, pero sí líneas generales. De Miguel afirma que el diseño de un cinco estrellas debe ser una "máquina de precisión", porque lo que el huésped ve es solamente la punta del iceberg, las manecillas de este complejo reloj que debe dar la hora con precisión astronómica.
Cada detalle está medido para que el huésped no espere, y eso implica muchos cálculos que se hacen "a ojo". Álvarez explica que, cuando se está sobre el terreno donde se van a comenzar las construcciones, un arquitecto tiene que saber imaginar dónde se va a localizar cada instalación de servicio. El cuarto de basuras no puede estar cerca de las habitaciones, pues el camión despertaría a los huéspedes de noche, ni el camino que tomen los albañiles que van a reparar cualquier desperfecto puede pasar por delante de la piscina donde se relajan los alojados. Se trata, en definitiva, de construir un enorme backstage para que cada servicio se preste al cliente en el momento preciso, desde organizar un cumpleaños hasta remendar una prenda de ropa que se le haya podido romper a uno de los huéspedes.
El Royal River Luxury constituye en sí mismo una revolución conceptual. Antes, había un modelo de grandes resorts en Tenerife, una enorme mole de hormigón con cinco plantas y 300 habitaciones, en las que el huésped parecía más bien un número de habitación. "Parecía la panacea", comenta De Miguel. La apuesta, ahora, es una oferta de hotel maravilloso, exclusivo, en el que hay 50 villas en una superficie que fácilmente podría albergar un edificio de las características de antaño, pero que apuesta por tener más empleados que alojamientos para garantizar la atención.
El paradigma turístico también ha cambiado. El huésped de hoy quiere conocer la isla, ya no solo viene por el sol y playa que revolucionó la apuesta de valor española el siglo pasado. Por eso el Royal River Luxury ofrece un completo paquete de actividades por todo Tenerife.
Este cambio de paradigma ha afectado indiscutiblemente a la forma de proyectar un hotel. Álvarez y De Miguel subrayan que es muy importante no hacerlo para las necesidades de hoy, sino pensando en cómo será la gente de 25 años. Por eso, y crisis sanitaria mediante, "este es el primer hotel que podría responder al futuro de los hoteles post pandemia", sentencian los arquitectos.
Experiencia gastronómica única
Un hotel de esta envergadura no podía quedarse sin una fuerte apuesta gastronómica. Iñigo Almenara se define como un chef "perteneciente a una generación de cocineros del País Vasco, pero tinerfeño de adaptación". Este chef vasco a los fogones del Royal River desvela a Atlántico Hoy los secretos que se esconden tras la cocina que surte de platos a los tres restaurantes del hotel.
Kilómetro cero. Esa es la piedra angular de Almenara, que no solo afecta a los productos y alimentos, sino a la propia plantilla del hotel. El 90% de los trabajadores del Royal River son canarios, y desde su canariedad trabajan con productos locales en el restaurante para ofrecer al huésped una cocina fusión en la que todo se aprovecha.
"Apenas tiramos nada, esto no es como un restaurante tipo bufé", dice Almenara, que explica que si hay una cualidad que define a la cocina del hotel es su ritmo. "Buscamos hacer las cosas diferentes, como terminar los platos delante del cliente", añade. En el Luxury River hay tres restaurantes con ofertas gastronómicas diferenciadas.
The Top, el más demandado por los huéspedes por abrir entre cinco días a la semana, es una brasería con terraza desde la que se puede observar una increíble vista panorámica de todo el valle. Si uno reserva mesa para cenar, quizás tenga la suerte de ver el sol ponerse tras la isla de La Gomera.
Los otros dos son, quizás, más restringidos, pues solo abren dos días. Se trata del Flamingo y el Kokoro, dos restaurantes de inspiración francesa y asiática donde los platos incluyen detalles culinarios de estas cocinas para que la fusión traslade al huésped a París o a Tokio.
El Flamingo es un bistró de cocina francesa clásica con toques modernos actuales, que marcan tendencia en un oasis de estampados de tonos rosa y turquesa que plasman ese chic y elegante estar de los franceses. El Kokoro, que en japonés significa "conexión entre el corazón y el alma", ofrece una gran selección de platos pensados para deleitar los sentidos del huésped.
La guinda del pastel para un complejo en el que el huésped se siente exclusivo y trasladado sensorialmente a destinos lejanos, sin que eso signifique perder las raíces canarias ni la genuinidad en la oferta del Royal River Luxury.