En las últimas décadas la oferta gastronómica de Canarias ha crecido a raíz de la apertura de establecimientos que han traído al archipiélago tradiciones culinarias de todos los lugares del mundo. A los populares restaurantes italianos y chinos se han unido alternativas exóticas que nos acercan sabores propios otras cocinas del mundo, como la japonesa, la peruana, o la libanesa, por citar solo algunos ejemplos.
A pesar de todas estas nuevas opciones que nos permiten acercarnos a culturas gastronómicas desconocidas, muchos canarios siguen decantándose por la cocina de toda la vida, sin extravagancias y con precios económicos. Y en este ámbito, por supuesto, los guachinches son imbatibles y, a día de hoy, además de congregar a la población local, se han convertido también en un reclamo para turistas.
Un domingo cualquiera
Hora del almuerzo de un domingo cualquiera en Tenerife. A pesar de no ser día laborable, innumerables vehículos se aventuran por la Autopista del Norte (TF-5) y muchos de ellos toman la salida 29, en dirección a Santa Úrsula. Con sus 22,59 km2 es uno de los municipios más pequeños de la isla pero cada fin de semana se llena de visitantes en busca de los clásicos de la gastronomía canaria.
Garbanzas, escaldón, queso asado, lapas, carne cabra, huevos al estampido, costillas con piña, croquetas, churros de pescado o carne fiesta son algunos de los entrantes imprescindibles que podemos encontrar en muchos guachinches. Y a continuación -redoble de tambor- la parrilla: pollo, secreto, bistec o chuleta, de cerdo o de ternera.
Todo ello regado con vino de la casa y papas, arrugadas o fritas, al gusto del comensal. Por cierto, mejor que guardes un huequito para el postre, ¿eres más de quesillo o de polvito uruguayo?
Allá donde se cruzan los guachinches
A medida que avanzamos por la carretera, los guachinches nos van saliendo al paso: Bodegón El Primero, Guachinche El Churrasco, Bodegón El Capitán, Guachinche Nunca es lejos, Guachinche David, Bodegón Casa Juan o Guachinche Don Trino son algunos de los establecimientos populares que podemos encontrar en este pueblo tinerfeño.
Pero el verdadero amante del guachinche siempre quiere seguir descubriendo, ir un poco más allá, subir por esa cuesta que desafía la pericia del conductor y aparcar tratando de salvar la integridad del coche. Así es como se descubren casas, garajes o incluso cuartos de aperos acondicionados con mesas donde se degustan los sabores que en esta tierra nunca pasan de moda.