Con la entrada de septiembre ha arrancado el curso político y escolar. Es decir, vuelven las rutinas de los ciudadanos de las idas y venidas a los trabajos, a las universidades y a los colegios -en el caso de los padres-. ¿Y cuál es una de las principales consecuencias de este cóctel de movilidad? Los atascos.
No es que hayan desaparecido en los meses de verano, pero es innegable que el menor flujo de traslados por vehículo reduce en época estival el mal endémico de Tenerife. Las colas en las autopistas. Un mal al que Rosa Dávila puso un contador de 90 días para mitigarlo a través de decisiones y medidas específicas durante este tramo del año.
¿Pero cuáles pueden ser esas medidas? ¿Es posible cumplir el objetivo en tres meses? “Yo creo que sí se pueden hacer cosas. Siempre que hablamos de pequeñas actuaciones lo que se suele decir es ‘bueno y con eso qué vamos a conseguir’. Ojo, muchas pequeñas actuaciones hacen mucho”. Quien comparte esta reflexión con Atlántico Hoy es la directora de la Cátedra de Economía y Movilidad de la Universidad de la Laguna, Rosa Marina González. “Se puede, pero tenemos que estar actuando todos en la misma línea y me pongo en mi caso, porque soy de la universidad”, apunta.
A corto plazo
Rosa Marina explica que para combatir las colas en la isla existen medidas a corto y medio plazo y medidas de más largo plazo. “Las de corto plazo son las que se llaman de gestión de la movilidad y gestión de la demanda. Lo que persiguen es cambiar los patrones de movilidad de la población, de los agentes que se mueven”, contextualiza.
En este punto, enumera algunas de las modificaciones que resultarían efectivas como armas contra los atascos: “Va en el sentido de tratar modificar horarios; introducir teletrabajo, que es fundamental; introducir docencia online en franjas horarias determinadas; promover el uso compartido; desincentivar el uso del coche, como por ejemplo con estacionamiento restringido o regulado; y complementar todas esas medidas con la promoción del transporte colectivo”, enumera antes de descifrar una de las claves. "El transporte colectivo no pasa solo por un transporte gratis, sino que tiene que tener un tiempo competitivo de viaje que, en este momento, no lo tiene”.
Ante esta necesidad González expone que “indudablemente” eso redunda en introducir “carriles exclusivos” donde ya se entra en el apartado de inversiones a más largo plazo, como son los carriles bus-vao, con procesos en marcha tanto en la TF-1 como en la TF-5.
Carril reversible
Otra idea que ha puesto sobre la mesa su equipo de trabajo es la de tratar de implementar un carril reversible en determinadas franjas horarias. “Lo que pasa es que siempre que lo planteamos nos dicen que es complicado porque las guaguas tienen que atravesar unos carriles, hay que parar el tráfico y una serie de cuestiones…”, apunta la directora de la Cátedra.
Con todo, Rosa Merino señala que lo que hay que plantearse es que en determinadas franjas horarias “hay que primar al transporte colectivo para incentivar que la gente se mueva en esos transportes y abandone el coche”. Así, indica que, a lo mejor, en esas franjas horarias “la TF-5 deja de ser TF-5 y se convierte en una vía donde puede haber semáforos inteligentes, zona donde es imposible para los coches para que el agua pase un determinado sitio para que pueda abandonar la autopista. Pongamos a los ingenieros a trabajar porque se puede”
A largo plazo
Obras como el cierre del anillo insular o la proyectada carretera soterrada bajo el aeropuerto de Tenerife Norte que aligere el tráfico en la circunvalación de La Laguna son dos proyectos mastodónticos, en distintas fases, que buscan reducir los problemas de tráfico de la isla, pero… “Lo que está demostrado es que invertir en más carreteras que no sean para transporte colectivo o vehículos de alta ocupación, en general, induce más tráfico”, afirma Rosa Marina. “Tenemos trabajos realizados con datos de Europa donde, al crecer la infraestructura viaria al final, se genera más tráfico”, especifica al respecto.
Asimismo, esgrime que con este tipo de inversiones “hay que ser cauteloso” porque no quieren que haya más coches en la isla si no se quiere más tráfico. “Queremos que el tráfico se reorganice de otra manera. Debemos fomentar otro tipo de inversiones, más de tipo carriles de alta ocupación, carriles exclusivos y, obviamente, en algunos sitios sí hay que hacer carreteras nuevas”.
En síntesis, expone que “las necesidades mínimas no están cubiertas”, pero, en general, “hay que abandonar la política estandarte de invertir en carreteras y máxime en nuestras islas, donde el 40% del territorio está protegido y tenemos el territorio que tenemos. No podemos seguir pensando en que la solución es construir carreteras porque eso induce tráfico”.
La alternativa futura de los trenes
Asociado al transporte colectivo, uno de los proyectos más ambiciosos de cara al es el de los trenes, una alternativa que habría que estudiar “muy concienzudamente” con análisis de coste beneficio y coste beneficio social.
“Creo que puede tener un coste considerable, pero habría que compararlo con los beneficios potenciales que tiene. No digo ni sí ni no, si no que veamos qué nos dicen los estudios”, explica Rosa Marina González. “En cualquier caso, pienso que es una solución de muy a largo plazo y nosotros tenemos que hacer cosas ya. No podemos esperar a esas inversiones”, añade.
Plan de Movilidad del Trabajo
De esta manera, con un sistema de movilidad estudiado minuciosamente, las soluciones de la directora de la Cátedra pasan por la gestión de movilidad. Es decir, planes de movilidad del trabajo.
“En este momento, en la universidad estamos intentando realizar y empezar con el trabajo de diseñar un plan de movilidad para la comunidad universitaria y eso es lo que tendrían que hacer los grandes centros de trabajo y las administraciones públicas. Tener un plan de movilidad para sus trabajadores, porque cuando hablamos de gente que va a un mismo lugar en horarios similares es muy fácil implementar un transporte colectivo dejando el coche fuera del caos circulatorio”, finaliza.