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Tenerife

Más del 40% de las plazas de Atención Primaria en Tenerife las ocupa un médico sin MIR

En el Hospital Universitario de Canarias (HUC) y en La Candelaria (HUNSC) se contabilizan 17 personas ejerciendo sin especialidad, pero desempeñan su labor mayoritariamente en Urgencias (13)

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Centro de salud de Atención Primaria. / EFE

La deficiente situación del sistema sanitario de Canarias es fuente de controversia, reproches y promesas que se acrecientan al hablar de manera específica de la Atención Primaria. Un servicio desbordado que tiene que hacer frente a diario a demasiados pacientes cuyo diagnóstico inicial será determinante, en ciertos casos, para el desarrollo de su enfermedad.

La falta de especialistas es tal que, según datos a los que ha podido acceder Atlántico Hoy, el 43% de los facultativos que ejercen en esta rama del Servicio Canario de la Salud (SCS) en Tenerife lo hacen sin ser médicos especialistas, sin haber superado el MIR.

Esto lleva a que la administración opte por contratar a recién graduados o extranjeros con el título recientemente homologado para cubrir plazas,  interinas o sustitutas, a los que se les aplica un menor rango salarial y gracias a quienes, en palabras de Levy Cabrera, secretario general del Sindicato Médico en Tenerife, “se sostiene ahora mismo el SCS”.

Unas 600 plazas

Según Cabrera, en la isla hay en la actualidad unas 600 plazas para médicos de Atención Primaria. Según la Gerencia del servicio, tras una petición de información pública a través del Portal de Transparencia, hasta 259 de esas plazas están cubiertas por facultativos que no ostentan la condición de especialistas por no haber realizado el MIR.

La cifra sube si incluimos a aquellos que desarrollan labores pediátricas, completando un total de 279 profesionales, si bien de ellos hay 40 que realizan labores conjuntas de Atención Primaria y de Pediatría dentro del mismo servicio.

Levy Cabrera calcula que las plazas pediátricas suman unas 190, por lo que estaríamos hablando de 279 de 790, lo que reduce el porcentaje total al 35% de todos los médicos de isla en este servicio.

Por su parte, en el Hospital Universitario de Canarias (HUC) y en La Candelaria (HUNSC) se contabilizan 17 personas ejerciendo sin especialidad, pero desempeñan su labor mayoritariamente en Urgencias (13 de ellas).

El 90% de los sustitutos

Asegura el entrevistado que casi el 90% de los profesionales de Atención Primaria y Pediatría son médicos sin especialidad, porque quien tiene la titulación “y quiere, trabaja”, pero muchos reniegan de las condiciones de trabajo o encuentras mejores ofertas en la medicina privada.

Esto lleva a tener que contratar a personal que no está especializado y que, en muchas ocasiones, se pasa su vida profesional en una plaza que no le pertenece, pero que va renovando porque quien posee la plaza no la reclama, muchas veces porque está en comisión de servicios en otro centro de salud por motivos diversos, como una mayor cercanía a su hogar.

Mala planificación

Cabrera argumenta que todo es debido a una mala planificación en la oferta de plazas MIR, sobre todo en Canarias, donde se forman 90 médicos (38 en Gran Canaria, 5 en La Palma, 8 en Lanzarote, 6 en Fuerteventura, 15 en el HUC y 22 en La Candelaria) cuando lo necesario serían, al menos 150.

“En comunidades con una población parecida a la nuestra se ofertan más. Castilla y León con menos población forma a 250; el País Vasco, 120 con una similar, y Galicia cerca de 200. Estamos formando a los mismos médicos que el siglo pasado. Llevamos 20 años formando a los mismos cuando la población ha crecido mucho”.

Además, apunta que, al ser un concurso nacional, “muchos peninsulares consiguen la plaza aquí pero luego se van, y resulta que no terminamos formando ni a los necesarios para cubrir las jubilaciones”.

La importancia del especialista

Entiende Levy Cabrera que es casi más importante que haya un especialista en Atención Primaria que en una especialidad hospitalaria porque la mortalidad ocasionada por una mala praxis en este caso es mayor y muchas veces no se detecta hasta muy tarde.

Los problemas de una mala gestión inicial que a su entender sobrecargan las especialidades hospitalarias por no saber interpretar los síntomas, en muchas ocasiones fruto de la falta de conocimientos, algo que además tarda en detectarse. “En el hospital hablas con los compañeros y se ve cómo trabaja cada uno, pero en la consulta el médico está solo con los pacientes y ahí no se detecta si alguien no tiene el nivel hasta mucho tiempo después”.

Contradicciones del sistema

Al revisar la legislación actual se da una curiosa circunstancia con respecto al médico general, aquel que no acredita una especialidad. Según el sistema, este puede trabajar como médico en la sanidad privada, ya sea en las urgencias o en consulta. No obstante, para trabajar en el SCS es obligado hacer el MIR y ser experto en alguna rama, u homologarla en caso de ser extranjero.

Una contradicción sobre el papel, puesto que luego amparándose sobre esa misma legislación se recurre a las circunstancias de “acumulación de tareas” o “incremento de ratios” para contratar a personal sin los conocimientos iniciales básicos, sin detrimento de que después puedan ser adquiridos.

La realidad es que la falta de especialistas ha llevado a otorgan contratos de larga duración para plazas que deben ser cubiertas con inmediatez. Cuenta Cabrera un caso paradigmático que lleva a esta situación. En la última OPE (oferta pública de empleo) se ofertaron 15 plazas de Atención Primaria en La Gomera, de las cuales fueron ocupadas por médicos de familia que no ejercen allí, con muchos en comisión de servicio en Tenerife, donde había huecos libres.

Otra casuística es la de aquellos con décadas como interino que se enfrentan a que un especialista ocupe su plaza, y que no puede acceder a los proceso de estabilización, abonados al retraso, porque ellos no han sacado el MIR.

La figura del MESTO

Considera el secretario general del sindicato que una propuesta que podría ser válida para estos casos sería la figura del MESTO (médico especialista sin titulación oficial), médicos generales que empezaron a trabajar en determinados servicios “para cubrir huecos” y a quienes se les terminó reconociendo su capacitación tras haber ejercido el 50% más del tiempo de lo que duraba el estudio de su rama de conocimiento, seis años por norma general.  

Una medida que cree que va en favor de los pacientes, gracias a un factor “longitudinal” que influye decisivamente en la longevidad de los pacientes. “Hay estudios que dicen que después de 10 años de tratamiento la mortalidad del cupo que trabaja ese médico en su consulta disminuye casi un 30%”.