La Audiencia Provincial de Tenerife ha acogido hoy el juicio contra el último miembro de un grupo acusado de vender pastillas de éxtasis en el sur de Tenerife y que, al igual que los otros acusados en juicios anteriores, fue absuelto al anularse las escuchas telefónicas que dio lugar a que la droga fuera intervenida "de forma ilícita".
Se trata de la pieza final de la trama detectada en 2009 en el sur de Tenerife en la que vieron implicados trece ciudadanos extranjeros acusados de vender miles de pastillas de drogas sintéticas y en el caso del hombre juzgado y absuelto hoy, en su momento huyó de la isla pero regresó y ha cumplido cuatro años de prisión preventiva.
Sólo uno fue declarado culpable
En la sesión de este lunes ha quedado absuelto, al igual que en 2011 ocurrió con el resto de los acusados, por la anulación de las escuchas telefónicas que se llevaron a cabo sin cumplir con todos los requisitos exigibles.
De los trece detenidos, sólo uno ha sido considerado culpable, condenado a cuatro años de cárcel y a pagar una multa de algo más de 42.500 euros, dado que en el momento de la detención portaba 2.000 comprimidos de MDMA con un peso total de más de medio kilo y una riqueza del 32,33%.
Pide perdón
El resto de los miembros de la banda cumplió, cada uno, cuatro años de prisión preventiva. El ciudadano que ha quedado absuelto hoy intervino en la sesión para pedir perdón por haber alargado el procedimiento tantos años a causa de su huida de la justicia y mostró su alegría de que finalmente todo haya acabado de esta manera.
Su abogado, Pedro Andújar, también mostró su satisfacción por que su defendido haya quedado ya absuelto y finalice una causa que se ha extendido durante 14 años y en la que se sucedieron irregularidades como la forma de llevar a cabo las escuchas telefónicas.
Se pedían 81 años de cárcel
En su momento, la Fiscalía llegó a pedir un total de 81 años de cárcel y 3,5 millones de sanción a los detenidos -en conjunto- por un delito contra la salud pública.
En concreto, se les atribuyó formar parte de una banda que se dedicaba a la venta de cantidades “relevantes” de drogas de diseño en el sur de la isla. Las pastillas llegaban a Tenerife camufladas en vehículos transportados o directamente la portaban correos humanos, principalmente desde los Países Bajos y Gran Bretaña.
Más de 90.000 pastillas
La banda estaba integrada principalmente por británicos que residen en el sur de Tenerife y, en principio, estaba dirigida por uno de los procesados de esta misma nacionalidad que tenía una falsa identidad.
Entre los alijos intervenidos en aquellos tiempos se encontró una partida de 33.000 pastillas y otra de 56.000, así como relevantes cantidades de dinero, teléfonos móviles o pesas de precisión, entre otros elementos.