El barco Maersk Ganges, de la compañía Maersk, ha tenido que hacer una parada de emergencia en Tenerife esta semana. Según han confirmado fuentes de la Guardia Civil a Atlántico Hoy, el buque, que tiene bandera de Singapur y se dirigía a Togo desde Algeciras, tuvo que atracar el lunes en el dique del este del puerto de Santa Cruz para desembarcar el cadáver de uno de sus tripulantes.
El marinero, de origen griego, llevaba nada más que un mes embarcado en el Maersk Ganges y era tripulante de cubierta, según ha adelantado Puente de Mando. La Guardia Civil ha explicado a Atlántico Hoy que el cadaver ha sido trasladado al Instituto de Medicina Legal, donde se encuentra todavía, y que el forense que se está encargando de realizarle la autopsia no ha encontrado signos de una muerte violenta en el cuerpo.
Poca información sobre la muerte
El barco fue consignado por Marmedsa a su llegada forzosa a Santa Cruz. La empresa, consultada por este medio, ha indicado que no puede hacer ninguna declaración sobre el marinero fallecido ni las causas de su deceso por una cuestión de protección de datos.
Ahora, cuando se determinen las causas de la muerte, el cuerpo del tripulante del Maersk Ganges será repatriado por la empresa funeraria Mémora, que gestiona el tanatorio de Santa Lastenia en Santa Cruz de Tenerife. Al igual que Marmedsa, Mémora ha indicado a Atlántico Hoy que no puede realizar declaraciones sobre el incidente, más allá de confirmar que se encargará de la repatriación y que aún no ha recepcionado el cadáver porque sigue en el Instituto de Medicina Legal.
El armador tiene que repatriar el cadáver
Fuentes de la Guardia Civil han indicado a este medio que lo habitual en estos casos es que sea el armador del barco quien costee la repatriación del cadáver.
Tras dejar el cuerpo en Santa Cruz de Tenerife, el Maersk Ganges hizo noche en la isla y continuó su camino hacia Togo el pasado martes.
¿Cómo proceder?
Mémora ha explicado a Atlántico Hoy cómo funciona un proceso de repatriación de un cadáver en situaciones como esta. En los casos en los que una defunción se judicializa -muertes violentas, sospechosas de criminalidad, muertes naturales súbitas o desconocimiento de las causas de la muerte-, el juez de guardia del juzgado que corresponda realiza la diligencia de levantamiento de cadáver en el lugar de los hechos junto con la policía judicial y el equipo médico forense.
Una vez realizado el levantamiento, es el juzgado quien activa a la empresa funeraria que tenga adjudicado el concurso de recogidas judiciales
A través de un concurso público, competencia del Ministerio de Justicia o de la Consejería de Justicia en caso de que esté cedida esa competencia, cada dos años -con posibilidad de prórroga de otros dos años-, se licita un concurso público para la adjudicación a una funeraria del servicio de recogida y traslado de cadáveres al Instituto de Medicina Legal. En el caso de Tenerife, actualmente es Servisa.
Acto seguido, el cadáver es trasladado por el equipo de la empresa funeraria al Instituto de Medicina Legal para la realización de la correspondiente autopsia judicial. Una vez el instituto finaliza su actuación y el juzgado extiende la autorización para dar destino final al difunto, la familia o en su ausencia, la institución encargada de la custodia del cadáver, en este caso la naviera, decide a través de qué empresa desea activar la repatriación del difunto a origen. En este caso ha sido Mémora.