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Tenerife

La Hacienda Las Palmas de Anaga, abandonada tras no ejecutarse la compra anunciada por el cabildo

El anterior grupo de gobierno insular se comprometió a adquirir este Bien de Interés Cultural para su cuidado en enero de 2022, pero nunca se ejecutó la compra

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Exterior de la Hacienda de Las Palmas de Anaga. / Gobierno de Canarias

En el mes de enero de 2022, hace ya un año y medio, el Cabildo de Tenerife del anterior gobierno se comprometió a adquirir la Hacienda Las Palmas de Anaga, una edificación del siglo XVII que fue declarada Bien de Interés Cultural (BIC) en el año 2014.

Con el compromiso de la Corporación insular, impulsado entonces por el grupo Sí Podemos con María José Belda a la cabeza, se instaba a todas las partes a poner las manos sobre este histórico edificio ubicado en el Parque Rural de Anaga, concretamente en el Valle de Las Palmas de Anaga, debido a su avanzado estado de abandono y deterioro.

“Supone un paso importante para asegurar la protección y conservación de un espacio clave de Anaga; el cabildo, en su condición de administración competente, podrá asumir la responsabilidad en la conservación y protección de este conjunto de inmuebles de enorme valor histórico para la Isla”, reconoció Belda el día de sellar el acuerdo.

Sin ejecución de compra

Sin embargo, el tiempo ha pasado y la demanda histórica de los vecinos de Anaga, los verdaderos impulsores de poner en boga la necesaria restauración de la Hacienda Las Palmas de Anaga, sigue en agua de borrajas y viendo que la compra de la edificación no se ha ejecutado.

Fue en diciembre de 2020 cuando, hartos de no ser escuchados, los vecinos comenzaron una recogida de firmas en change.org para solicitar “a todas las partes implicadas, que reformen un entorno único, con un gran valor etnográfico y que de ninguna forma debe desaparecer, ya que debe estar al alcance del conocimiento de todos una de las mejores muestras de cómo fue el inicio de muchos núcleos poblacionales tradicionales de las Islas Canarias”.

El nuevo equipo de gobierno del Cabildo de Tenerife ha confirmado a Atlántico Hoy que, hoy en día, el cabildo no ha adquirido la finca, recordando que fue un compromiso del anterior mandato que el grupo de gobierno anterior no cumplió.

En este contexto, también trasladaron que en las próximas semanas habrá una reunión entre las áreas de Patrimonio Histórico y Medio Natural para marcar la hoja de ruta de las actuaciones.

 

 

Historia

Las primeras referencias históricas de esta Hacienda, que se encuentra en el Valle de Las Palmas de Anaga de Santa Cruz de Tenerife, se remontan al año 1610, cuando Gonzalo Fernández de Ocampo le compró las tierras donde estaba situada a la familia Armas, sus primeros propietarios que la habían recibido del Adelantado Alonso Fernández de Lugo como Suerte de Tierra por su colaboración en la conquista de la Isla.

La familia Fernández de Ocampo, establecida en Tenerife desde la Conquista, adquirieron esta finca situada entre la costa y las medianías de los barrios de Benijos y Las Breñas porque producía un vino de excelente calidad al estar cultivado en bancales con un 40% de pendiente, utilizando la Hacienda como centro de explotación agrícola y vivienda temporal de su propietario.

Debido a su aislamiento y la ausencia de caminos, la producción vinícola que exportaban a Europa la enviaban al puerto de Santa Cruz a través de los embarcaderos existentes en el Roque de las Bodegas, Tachero y Tamadiste.

La Hacienda

La vivienda constituye un magnífico ejemplo de arquitectura rural de la isla de Tenerife al estar construida en un único nivel de altura, mostrando una planta en U, y los techos con cubiertas de teja a dos y cuatro aguas.

El edificio, de 36 metros de largo, 28 metros de ancho y 3,7 metros de altura máxima, tiene la fachada principal orientada al norte, mientras que la portada enmarcada en sillería y puerta de dos hojas de madera se encuentra en su extremo occidental.

Las paredes son de piedra, cal y barro, con un grosor de 50 centímetros. Las de la fachada norte y los muros de los tres cuerpos del edificio orientados hacia el patio central están recubiertos con una capa de cal y arena, mientras que los otros muros se dejaron con la piedra al descubierto. Los sillares esquineros de la fachada noroeste están reforzados con sillares de toba roja procedente de una cantera situada en el cercano Roque de Aderno.

Al patio central, que hace de elemento articulador de la vivienda, se accede a través del zaguán. Este patio principal, donde todavía existen dos dragos, estaba cubierto de parrales según lo testifican los soportes que aún se pueden ver junto a los aleros del tejado.

La edificación, con un total de 11 dependencias, estaba dividida en área doméstica y área de servicios. En el área doméstica o noble, cuyas habitaciones estaban comunicadas por medio de una galería, su artesonado era de calidad y el pavimento estaba formado por losetas de piedra y barro cocido. El área de servicios tenía el pavimento de tierra batida.

La cocina, situada en el otro ángulo de la casa, a la que se llega a través del patio central, aún conserva dos hornos labrados en la piedra; sobre ellos hay una gran viga a modo de dintel utilizada para sustentar la campana rectangular de la chimenea.