En torno a medio centenar de personas, entre ellos ancianos y una decena de niños, llevan días durmiendo en el aparcamiento del restaurante El Bosque en el núcleo de Barranco de Las Lajas (Tacoronte). Están ahí, dicen a Atlántico Hoy, porque el pabellón habilitado en Tacoronte para evacuados "está lleno" y, además, tienen miedo a que entren a robar a sus casas, situadas a apenas un kilómetro del lugar donde han acampado.
Una de estas personas es Ofelia, una mujer de 70 años con dos hernias discales y úlceras en las piernas que ha intentado dormir como ha podido en un coche. Su hijo Ángel, que está pasando las noches en una caseta de campaña con el perro, muestra este lunes a Atlántico Hoy el improvisado campamento.
Solicitan habilitar el instituto o el centro sociosanitario
Junto a ellos, otras dos decenas de personas esperan en el aparcamiento a novedades respecto a su situación, mientras el resto de acampados está buscando alimentos y agua para llevarles a los demás. Entorno a una pequeña mesa, reparten la comida mientras comentan el último vecino al que le han robado estando evacuado.
"No se puede subir más a partir de esa calle, pero no hay ningún control policial", lamenta una vecina, señalando una cuesta a sus espaldas. Los días van pasando y el cansancio y el hartazgo comienza a pesar sobre estos evacuados, que cuentan que han pedido a las administraciones que se habilite el centro sociosanitario o el instituto de Barranco de Las Lajas para que puedan dormir bajo techo, pero su solicitud ha sido denegada.
Haciendo sus necesidades en el aparcamiento
Mientras esperan a que les permitan volver a sus casas, aprovechan la solidaridad de vecinos de zonas no evacuadas para pasar los días. Algunas vecinas les han traído comida, además de que el propietario del restaurante El Bosque les ha permitido quedarse en el aparcamiento ya que, de todos modos, el local estaba cerrado por vacaciones.
"Tenemos que ir a hacer nuestras necesidades a una esquina del aparcamiento", cuenta otra de las evacuadas a Atlántico Hoy. Lo que piden es que las administraciones les den una alternativa intermedia y más razonable que tener que dispersarse entre los huecos que queden en los pabellones de los otros municipios afectados, más cercana a sus domicilios y más presencia policial y de Protección Civil en la zona para evitar robos y traerles alimentos.
Mientras tanto, se preparan para una noche más durmiendo en sus coches y en casetas de campaña.