Al igual que una merienda copiosa puede dejarnos sin ganas de cenar, desayunar fuerte puede ahorrarnos un almuerzo. Tal vez esa fue la idea que tenía la alta sociedad inglesa del siglo XIX cuando, los domingos después de ir a la iglesia, se reunían para disfrutar de una comida que bautizaron fusionando dos palabras: si no es breakfast pero tampoco es lunch, lo llamaremos 'brunch'.
La palabra brunch fue utilizada por primera vez en 1895 en un artículo que Guy Beringer publicó en la revista Punch. En dicha pieza, el redactor estableció que era un comida de domingo, agradable, sociable y apetitosa, especialmente pensada para los juerguistas del sábado noche. La mejor manera de recuperarse de los estragos del alcohol. Of course, my lord.
Un 'smoothie' para cada época del año
Aunque de raíz británica, el brunch ha conquistado prácticamente todo el mundo occidental en las últimas décadas, con especial protagonismo en esas zonas turísticas de Canarias donde está presente la cultura anglosajona, como es el sur de Tenerife. Allí, en la localidad Los Cristianos, encontramos el Palmera Coffee Brunch, calificado por muchos clientes como el mejor de la isla.
En función de la temporada del año van adaptando su carta de 'smoothies', donde figuran combinaciones como el joy mood (fresa, plátano, naranja), summer mood (sanía, fresa, lima), lenny mood (piña, mango, coco, lima), green mood (espinaca, manzana, kiwi, limón, jengibre), detox mood (sandía, papaya, espinaca, lima, menta) o tropical mood (maracuyá, piña, mango, plátano).
Tablas para compartir
Después de refrescarnos y recargar vitaminas con la bebida, podemos compartir uno de sus menús para dos personas. Con alternativas como sus tablas de tortitas dulces, con una variedad de frutas, o bien saladas, con huevos, bacon, jamón y queso hasta una opción para los amantes del hummus casero, o incluso una ración de nachos con guacamole, lo único difícil será poner de acuerdo a los dos comensales.
Quienes prefieran la sencillez pueden decantarse por la tabla de frutas frescas, servidas con sus chocolate fundido para darle alegría al plátano, el kiwi, la sandía o el melón. Pero la más famosa y seña de identidad es la tabla brunch palmera, que combina dulce y salado en un plato giratorio que, además, sirven con dos zumos naturales de naranja y dos bebidas calientes. Todo en uno.