El Cabildo de Tenerife prevé recibir en los próximos meses cinco desaladoras portátiles que se colocarán en diferentes puntos de la isla a fin de añadir más caudal al campo. Lo hace en el contexto de la emergencia hídrica en la que se encuentra la isla, que tiene sus balsas en mínimos históricos. Un carácter de emergencia que permitirá al cabildo la instalación de las infraestructuras sin pasar ningún procedimiento, ni siquiera el informe ambiental, pese a la emisión de salmuera que suponen las desaladoras.
Así lo ha confirmado la presidenta insular, Rosa Dávila, antes del inicio de la reunión del Cabildo de Tenerife con la Junta General del Consejo Insular de Aguas que ratificará la declaración de la emergencia hídrica. Esta proclamación se toma tras la declaración institucional que los cuatro grupos políticos representados en el pleno acordaron el pasado viernes y en la que se incluye un plan de actuación con 34 obras.
Desalación de emergencia
Estas obras se centran en las estaciones depuradoras y desalinizadoras que se proyectan en la isla. De forma adicional se instalarán cinco desaladoras portátiles en el valle de Güímar, Fonsalía, Guía de Isora, el valle de La Orotava y en Granadilla, según ha informado la presidenta. Además de la que plantea el documento a instalar en La Laguna, en Mesas del Mar.
“Lo que no podemos es mirar hacia otro lado, sobre todo después de casi una década en la que se han perdido más de 7.000 hectáreas de cultivos, de tierra para agricultura en la isla de Tenerife”, ha defendido la presidenta. La intención de todas estas medidas es garantizar el suministro de agua al sector primario, que tal y como ha apuntado Dávila, proporciona 10.000 empleos directos en la isla.
La salmuera
De esta forma desde que lleguen las desaladoras portátiles se instalarán en los lugares elegidos sin pasar ningún procedimiento ambiental, como es común en las instalaciones fijas. Especialmente sensible en el funcionamiento de las desaladoras es la emisión de la salmuera, el vertido que se genera tras la desalación del agua del mar y que tiene una concentración mayor de iones. Esto implica que la salinidad del agua que se expulsa después al mar es más alta que la recogida.
Pero el carácter de emergencia con la que se está abordando la sequía evita este procedimiento. Esto también se traslada a las obra de canalización que se desarrollarán para trasladar el agua hasta las medianías y a las altas latitudes tinerfeñas. “En este momento la prioridad es dar agua al campo y garantizar el abastecimiento para el consumo humano en el verano”, ha respondido Dávila.
La presidenta también ha informado que tienen agendadas reuniones con los sectores turístico e industrial para que a través de las empresas que tengan desaladoras también sumen caudal de agua. A su vez, la presidenta ha indicado que en el Consejo de Gobierno de este miércoles tienen prevista la aprobación de una partida de 20 millones de euros para inversiones relacionadas con la emergencia hídrica. “En una situación de emergencia ni siquiera se requiere tener presupuesto para poder adoptar las medidas”, ha sentenciado.