¿Por qué volvió a provocar el cierre de las carreteras de acceso al Parque Nacional del Teide esta semana en dos ocasiones en apenas tres días? Una incidencia causa-efecto que ocurre cada vez que una nevada hace acto de presencia en el entorno del punto más alto de España.
Una situación que, siendo entendible por la seguridad del ciudadano, no deja de ser frustrante por la intención y búsqueda del propio vecino isleño de tratar de disfrutar de un evento climatológico de poca frecuencia en la isla desde un primer momento.
Sin 'Operativo Nevadas'
Además, una vez más lo confirmó el Cabildo de Tenerife este jueves, descartando poner en marcha el ‘Operativo Nevadas’ para abrir las carreteras mediante un circuito de guaguas.
La nieve acumulada y el hielo son los causantes únicos de estos cierres de carreteras de acceso al Teide, pero ¿no es un problema habitual en cualquier zona de montaña de la Península donde las carreteras de los puertos de montañas apenas se cierran (salvo nevadas de dimensiones superiores)?
Dispositivos en la Península
La Comunidad de Madrid, por ejemplo, cuenta con más de 200 máquinas quitanieves, obviamente algo incomparable con las extensiones de la sierra madrileña y Las Cañadas del Teide, pero que permiten pensar en la fuerte infraestructura instalada para que los vehículos utilitarios puedan, incluso, llegar a ir detrás de las máquinas quitanieves, prohibiendo el tráfico nada más a los vehículos de gran tonelaje como son los camiones.
Granada, por su parte, dentro del actual Plan de Vialidad Invernal de la Junta de Andalucía, cuenta con unos 20 vehículos quitanieves de empuje y tras dinámicos –de un total de 60 vehículos preparados- para mantener abiertas a tráfico sus vías de acceso a la estación de esquí de Sierra Nevada y el resto de la provincia. Además, cuentan con 19 depósitos de sal para albergar hasta 3.805 toneladas.
Tenerife, sin sal
Por su parte, el Cabildo de Tenerife cuenta para estas situaciones climatológicas con cuatro máquinas quitanieves –de las que solo se usan tres simultáneamente como norma habitual- y sin depósitos de sal. Una infraestructura quizá mejorable para acortar los plazos de los cierres de carreteras.
“No es factible eso que la gente pide”, contextualiza para Atlántico Hoy el director insular de Carreteras de la Corporación insular, Tomás García. “La sal no se puede usar en el Parque Nacional porque contamina el acuífero. No está prohibido, pero es contraproducente ambientalmente”.
La altura y el hielo, principal problema
Además, resalta que “en determinadas nevadas copiosas los quitanieves no pueden entrar y al final son camiones y cuando pasan por encima no quitan el hielo, que es el mayor problema que hay en Tenerife”.
En este sentido, argumenta que, por la altura de Las Cañadas, la nieve que cae aquí es más como “escarcha y automáticamente cuando cae es nieve helada”, no la “nieve en polvo idílica que se ve en las nevadas de la Península”.
Sin filosofía de cadenas
Otro aspecto importante es la escasa cultura de la sociedad tinerfeña de conducir sin cadenas (por razones obvias), pues hasta eventos de esta índole no serían necesarias. “Si consigues algún concesionario que te venda unas cadenas, me avisas”, valora de forma socarrona el director Insular de Carreteras. Por ello, añade también que en Tenerife “no tenemos esa filosofía de las cadenas. En las zonas habituales de nieve en Península, la gente lleva las cadenas en su maletero”.
Eso sí, en un cambio extremo e irreal de una situación en que todos los residentes tuvieran cadenas y la carretera estuviera habilitada, permitirían que los vehículos circularan. "El problema son las aglomeraciones en ese caso”.
Colapso
Y es que ya anunció el presidente Pedro Martín este jueves sobre el colapso que alcanzan estas carreteras que, según confirmó, aguantan hasta 1.500 vehículos.
Por lo tanto, se da una conjunción de circunstancias que, a día, de hoy, no deja otra opción al Cabildo insular, así no hay mejoras, que cerrar las carreteras de acceso al Teide cuando la nieve cae en el Parque Nacional.
¿Mejoras en infraestructuras?
Respecto a una hipotética mejora de las infraestructuras del dispositivo para nevadas en el Parque Nacional, Tomás García valoró la imposibilidad a corto plazo de tal movimiento. “Con dos carreteras de acceso, por la propia operatividad de las máquinas, con lo que tenemos es suficiente para el trabajo que desarrollamos. Y en el caso de alguna nevada más copiosa, también tenemos dos palas cargadoras articuladas para abrir una vereda y después ataca el quitanieves”, explica.
Eso sí, reconoce que “quizá” por antigüedad habría que retirar uno de los quitanieves -entre 15 y 20 años, aunque se mira las horas de uso- y sustituir con uno nuevo, “pero no poner más, porque son muy grandes y se entorpecen entre ellos. Las palas ocupan cuatro metros y la calzada son seis metros”, finaliza.