Más que un desperdicio, en las ciudades del futuro, la basura será vista como un recurso útil, en especial los residuos orgánicos. Numerosos proyectos investigan cómo sacar provecho de unos desechos que, prácticamente llenan la basura de todos, pero que, en esencia, son agua. Y esos proyectos no están tan lejos de Canarias. De hecho, ya hay uno que se realiza en cuatro municipios de Tenerife, y que promueve la creación de compostaje y vermicompostaje a través de los restos orgánicos de los tinerfeños: son las Comunidades Circulares.
Con el objetivo de enriquecer los suelos dándole una salida a los residuos orgánicos, nace esta idea de crear un compostaje comunitario, en la que ya participan cuatro municipios de Tenerife, más la Universidad de La Laguna. “La materia orgánica no debe concebirse como basura sino que es un recurso que se puede transformar en otros productos que se pueden reutilizar”, ha explicado para AtlánticoHoy la técnica del Área de Desarrollo Sostenible y Lucha contra el Cambio Climático del Cabildo de Tenerife y encargada del proyecto, Maica Coello.
Un proyecto comunitario
La idea es crear abonos y humus, para enriquecer suelos agrícolas o jardines de los Ayuntamientos o de las casas de los participantes a través de los residuos que generen estos. Por ahora es tan solo un proyecto piloto que lleva en funcionamiento pocos meses y que durará hasta noviembre de 2022, sin embargo, otras entidades ya se han interesado por este proyecto, por lo que no descartan ampliarlo.
Por el momento son 19 las zonas de compostajes repartidas en la isla: dos en el municipio de Tegueste, cinco en El Rosario, tres en San Cristóbal de La Laguna, siete en la Universidad de La Laguna y dos zonas de vermicompostaje en Tacoronte.
Kilómetro cero
“La basura se ha convertido en un recurso útil para enriquecer los suelos, además cierras el círculo de lo conocido como Economía Circular”, explica Coello. Al ser los participantes quienes gestionan sus propios residuos se reduce la huella de carbono ya que a la vez se reduce también el número de camiones que transportan los residuos.
“El plus añadido es que no tienes que sacar la materia orgánica del entorno donde se genera, sino que se genera en la proximidad de las viviendas, restaurantes, mercadillos, colegios,...y lo utilizas ahí también”, explica Coello. Esto supone que el proyecto es “kilómetro cero completo”.
Residuos en comunidad
Pero el aprovechamiento no es la única ventaja, también lo es la comunidad que se crea, según la visión de la técnico. “Las personas se implican directamente en el proceso, así que tienes familias participando en hogares y en todo el desarrollo y aprovechándose de ese recurso”, comenta.
Otra de las ventajas es el generar concienciación en la ciudadanía al respecto de la gestión sostenible, pero también favorecer las relaciones colectivas. “En una sociedad cada vez más individualista generar esos espacios en comunidad donde las personas se sientan vinculadas por algo y trabajen juntas, también es un añadido importante para el proyecto, por eso es Compostaje Comunitario”, analiza Coello.
El compostaje
Para crear el compostaje se pone una cama de material vegetal seco, llamada estructurante, que son normalmente restos de poda sobre los que se van depositando los residuos domésticos orgánicos, como restos de fruta, verduras, cáscaras de huevo,...Esos cubos se llevan a la compostera, y los residuos se colocan encima del estructurante y se tapan de nuevo con estructurante. Se remueve el resultado y se deja madurar.
“Al cabo de mes y medio/ dos meses, ya ves que no hay basura. Que se ha ido descomponiendo en el proceso que se genera dentro de la compostera y cuando madura ya es un producto como el humus del monte. Y eso ya se puede aprovechar para abonar”, resume la técnico.
Y lombrices californianas
Respecto al vermicompostaje, el proceso es similar al del compostaje, “aunque ahí sí hay unos agentes, que son las lombrices, que hacen buena parte del trabajo”, explica Coello. Esta forma de gestionar los residuos solo se realiza en los centros de Tacoronte.