En ocasiones, se presenta en la vida un momento que hace que todo cambie por completo y dé un giro de 180 grados. Para Wynna Zady ese día llegó durante el juicio de su último delito. Tenía 23 años y tenía una suspensión de condena, por lo que una infracción más suponía ir a prisión. El juez decidió ponerle solo una multa. “Ahí decidí que no podía seguir con esta vida”, cuenta la joven.
Atlántico Hoy habla con Zady, quien tras una juventud de delincuencia que le llevó al centro de menores de Valle Tabares ahora con 35 años se prepara para ser jueza de menores y ha iniciado Focus Juventud, un proyecto con el objetivo de prevenir y educar a los jóvenes para evitar que acaben con medidas judiciales, como le ocurrió a ella.
Dejar de ser una delincuente
Con 17 años ya había pasado un par de veces por los Juzgados por delitos como robo o violencia. Con 24 años se propuso “estar del otro lado, del lado de la justicia, en vez de ser una delincuente”. Decidió que iba a estudiar Derecho y se presentó al acceso para mayores de 25, “porque ni siquiera tenía el bachiller”.
La magistrada del Juzgado de Menores de Las Palmas, Reyes Martel, quien fue la que la mandó a Valle Tabares, pasó de ser “una verdugo” a su “hada madrina”, convirtiéndose en su tutora e, incluso, ayudándola a costear su último año de estudios creando un crowdfunding. “Cuando pasa el tiempo lo ves diferente y ves que tomó una buena decisión. Le debo quién soy también por esa parte ahora mismo”, relata Zady.
Ahora es ella quien trabaja en un centro de menores interviniendo con los jóvenes, mientras se prepara para ser jueza de menores. También es madre de un niño de 15 años y piensa en lo que pudo sufrir su madre en su momento. “No lo vi y pensaba que ella era la mala por denunciarlo”, expone. Por eso se ha propuesto ayudar en lo posible para evitar que más niños y niñas vivan lo mismo que ella.
No sentirse comprendido
Como menor con medida judicial y al trabajar con jóvenes, ha descubierto que uno de los principales motivos que llevan a los menores a delinquir, más allá de la situación económica o dónde se críe el joven, es “la falta de entendimiento, de sentirse valorado, escuchado y no juzgado”, aspectos importantes en una etapa “tan complicada” como la adolescencia. “Afecta que en tu casa solo haya juicios, no te entiendan y te digan que eres malo”, apunta la jurista.
“Cuando tienes 14 o 15 años interpretas que no te quieren y no te entienden”, señala, y al no encontrar el entendimiento en los adultos, explica Zady, los adolescentes se terminan juntando con “otros chicos y chicas símiles” en los que encuentran esa comprensión y “empieza el tema de jugar con las drogas, la delincuencia y las peleas”. Por lo que “hay que reeducar mucho a los niños ahora mismo”.
“La intervención con menores está obsoleta”
Su experiencia le ha aportado “una empatía especial” para conectar con los chicos y chicas del centro en el que trabaja. “Yo he pasado por ahí, sé cómo se están sintiendo y cómo me hubiera gustado que abordaran la situación”, expresa Zady, a quien los jóvenes ven “como un punto más seguro” al hallar entendimiento. Los niños y las niñas le dicen 'Wynna, ya verás que voy a hacer como tú' y eso a ella la ilusiona.
Para Zady, “la intervención con menores está obsoleta” y no ve los centros de menores como el camino, ya que, a pesar de que “se interviene con ellos y hay equipos maravillosos tanto educativos como técnicos, la convivencia con más chicos y chicas que están viviendo lo mismo hace que eso sea la ley del más fuerte y termine convirtiéndose incluso en peor persona de cómo llegó”, algo que le pasó a ella misma cuando salió con 18 años de Valle Tabares.
Trabajar desde la prevención
Es por ello que Zady ha creado junto a dos compañeras Focus Juventud, un proyecto en el tratan a los jóvenes desde la prevención a la reinserción, poniendo énfasis sobre todo en la prevención con el objetivo de “ser un punto seguro al que puedan acudir tanto padres, madres y profesionales cuando detecten conductas alarmantes en los y las menores y “evitar que acaben en la jurisdicción de menores”.
Zady apuesta por innovar, como crear una red de apoyo, mentorías, terapia psicológica y, sobre todo, empoderar a los pequeños “para que tengan sueños, deseen ser algo de mayor y tengan un objetivo. No vale con recriminar y que pierdan las ganas de hacer algo con su futuro”.
Por ejemplo, en esta intervención previa participan también otros jóvenes que han cumplido una medida judicial siendo los propios mentores de otros niños y niñas. “Es importante porque les hace sentirse válidos para la sociedad y propensa a crear una red de ayuda entre ellos”, manifiesta.
Del otro lado, siendo madre y jurista
Esto es lo que tiene en mente y lo que le ilusiona a día de hoy, pues a pesar de seguir estudiando para jueza de menores, ocupar el puesto de magistrada “me coloca en el último eslabón de la cadena y pierdo lo más importante que es la intervención”, declara Zady.
Piensa que la mejor manera de parar estas situaciones es con la prevención a través de su experiencia y la de los propios jóvenes que como mentores hacen que los menores “vean que se puede salir y están a tiempo de cambiar". “Ahora estoy en el otro lado, siendo madre y jurista, pero con el bagaje de vida de haber pasado por ese proceso”, concluye.