El volcán de La Palma ha pasado por diferentes procesos tras su erupción el pasado domingo 19 de septiembre. La isla sufrió desde la semana anterior a la erupción varios temblores sísmicos en la zona de Cumbre Vieja, pero no fue hasta el mediodía del 19 de septiembre cuando el volcán emergió de la tierra.
Una actividad totalmente cambiante
El volcán de La Palma está considerado desde el primer momento de tipo estromboliano. Esto se debe a su explosividad y a la producción de diversas fisuras, conocidas también como bocas. De hecho, desde un primer momento el INVOLCAN intuía que se iban a formar varias fisuras que expulsarían lava.
A lo largo de la primera semana hubo muchos momentos de confusión. De hecho se llegó a pensar que se había producido otra erupción, ya que se producieron varias explosiones que se notaron en diferentes puntos de la isla. El INVOLCAN confirmó posteriormente que todo se debía a un fuerte incremento del tremor volcánico, es decir, que la actividad explosiva estaba aumentando.
La lava arrasa con más de 1.000 inmuebles
Casi a finales de la primera semana de la erupción, la lava arrasaba con parte de la población de Todoque. A partir de aquí, la colada caminaba cada vez más lenta. De hecho, se pensó que no llegaría al mar. Nerea Martín, geógrafa que investiga con otros compañeros el volcán de La Palma a través de un simulador, comentó a AtlánticoHoy que según los estudios realizados era muy probable que la lava se quedase a la altura de la montaña de Todoque.
Y llegó al mar
Durante las primeras horas de la segunda semana de erupción se comentó que la actividad explosiva del volcán había acabado. Asimismo, el INVOLCAN confirmó que durante esas últimas horas el tremor volcánico había casi desaparecido, así como su actividad explosiva.
Horas después, el volcán volvía a emitir nube, lava y una cantidad de ceniza que cubrió parte de la isla. A partir de aquí, la lava siguió su curso de una manera mucho más rápida. Por ello, las expectativas de que la colada llegase al mar cada vez fueron más altas.
Tras más de 10 días de espera, la lava tocaba mar el pasado martes por la costa de Tazacorte. Desde entonces, se está creando continuamente un delta que por ahora mide más de 50 metros de altura y 320 metros de ancho. La forma de la isla, tal y como se conoce, está cambiando.