Un ilustre —dice la RAE— es una persona célebre, que a su vez significa conocido y admirado por su excelencia. Jerónimo Saavedra lo será siempre. Será un ilustre para la política y también lo será para la cultura y el arte.
En 1830 sonó por primera vez la Marcha Fúnebre de Frédéric Chopin y desde ese momento se convirtió en la pieza musical por excelencia para acompañar en el último adiós de los que cada día abandonan el plano terrenal y pasan a formar parte del recuerdo de los que se quedan aquí, de los que se despiden, de los que velan, de los que contarán sus historias y avivarán el fuego de la memoria para que no se caiga nunca en el olvido. La Marcha Fúnebre se tocó en el funeral de Kennedy, de Churchill, de Margaret Thatchet y ahora también en el último adiós que compañeros, amigos y familiares han dedicado a Jerónimo Saavedra en las Casas Consistoriales de la capital grancanaria.
Llegada de Saavedra
A las 19:00 horas de la tarde del martes se congregaron delanate de la Puerta Real personajes políticos que acudieron al acto de despedida. No faltaron los exalcaldes de Las Palmas de Gran Canaria —desde José Vicente León hasta Augusto Hidalgo, con Emilio Mayoral, José Manuel Soria, Josefa Luzardo y Juan José Cardona—, tampoco la actual alcaldesa, Carolina Darias junto a Pedro Quevedo (NC) y Gemma Martínez (Podemos), principales líderes del gobierno municipal y a última hora de la tarde, también se ha unió al velatorio su actual sucesor en el Gobierno de Canarias, el presidente Fernando Clavijo (CC).
También a esa hora estaba prevista la llegada del féretro del que fuera primer presidente del Gobierno de Canarias que acabó llegando a las 19:20 de la tarde cuando familiares y compañeros aguardaban pacientemente para iniciar un velatorio que duraría hasta la 1:00 de la madrugada.
Marcha fúnebre
Al son de Chopin —y de la mano de la Banda Sinfónica Municipal— agentes de la policía local se cargaron al hombro el ataúd y entraron por la Puerta Real hasta llegar al Salón Dorado, donde permaneció hasta la madrugada recibiendo el último adiós de los ciudadanos y allegados.
Si el ambiente a las puertas de las Casas Consistoriales se respiraba máxima tristeza por la partida de Saavedra, en la capilla ardiente el ambiente era de nostalgia, de respeto, de admiración y de amor. A las cinco de la tarde ya había recibido 20 coronas fúnebres y a las ocho ya superaban las cincuenta: del PSOE, de amigos, de su familia, del Ayuntamiento, del Gobierno de Canarias y las que no se lograba ver. La impresión era tal que al llegar a ese salón de plenos reinaba el olor a flores en el ambiente.
A la izquierda del ataúd, las medallas del político socialista coronadas en el pequeño altar por una fotografía del exalcalde de la ciudad. Encima del féretro rosas rojas y todo ello custodiado por agentes de la Policía Local vestidos con el uniforme de gala rojo.
Caras conocidas
Al acto no podían faltar sus compañeros de profesión. José Manuel Soria, Pepa Luzardo, Juan José Cardona, Augusto Hidalgo, Sebastián Franquis, Antonio Morales, Pedro Quevedo, Astrid Pérez y decenas de políticos que se dieron cita para acompañar a la familia y dar el último adiós a Jerónimo Saavedra.
Tanto la alcaldesa de Las Palmas de Gran Canaria, como el delegado del gobierno de Canarias, Anselmo Pestana, y la presidenta del Parlamento, Astrid Pérez, permanecieron junto a los restos mortales en la capilla ardiente de Jerónimo Saavedra ante la llegada de cientos de personas.
La cultura
No solo el mundo político se ha despedido de una figura política de relevancia, también el sector cultural ha llorado la muerte de uno de los grandes defensores de la cultura en Canarias. Músicos y artistas aguardaban en la cola con semblante triste mientras comentaban la personalidad de Saavedra. "Sabía más de música que nosotros", se llegó a escuchar entre la fila y es que Jerónimo luchó como nadie por la música.
Mariana Abacioaie, concertino de la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, le dedicó unas palabras de cariño a Jerónimo. "Fue un gran amigo, un gran soporte para mi y para toda la cultura canaria, un referente para todos, un ejemplo a seguir y estoy muu dolida porque se haya ido. Hizo todo lo que pudo por la cultura y más", y no erraba en sus palabras, Saavedra fue creador e impulsor del Festival Internacional de Música de Canarias. También el exdirector del conservatorio de Gran Canaria, Sergio Alonso, aseguró que "ha sido un baluarte de la cultura en Canarias, en España y el mundo de la musica le debe mucho. Quienes éramos sus amigos hemos perido a alguien irremplazable.
Lo cierto es que no se puede reemplazar a una persona culta, que amaba la política, la música, la cultura, que no tenía enemigos —ni siquiera en la clase política sus adversarios se han atrevido nunca a decir una mala palabra del dirigente canario—, todo lo contrario, como sucede muchas veces con los grandes ilustres, es cuando fallecen cuando aún cobran un valor inestimable para la sociedad.
Hasta siempre, Saavedra
Aún no se sabe qué hay después de la muerte. Se desconoce si hay algo o no, si se sigue sientiendo o no, si uno puede escuchar plácidamente las Cuatro Estaciones de Vivaldi con la tranquildiad de haberlo vivido todo. Saavedra se fue a los 87 años, ocupando casi todos los cargos políticos de una persona puede ocupar, siendo recordado por los más grandes artistas canarios y a nivel internacional, una persona culta, agradable, amigable, cercana y sobre todo, querida.
Lo recordaba el gran Pepe Dámaso a las puertas de las Casas Consistoriales. "Pienso que va a ser difícil rescatar una figura como la de nuestro querido Saavedra, porque él mantuvo el amor a la cultura no solo en Canarias, que sí, que nos hace falta, sino en el mundo. Llevó la cultura a un sentido universal desde Canarias y es un ejemplo para los políticos que él tuviera esa sensibilidad en un momento en que el humanismo, la cultura, desaparece, el siguió con una elegancia. Hoy me llamaron y me dijeron, era un caballero, a mi me parece que es una palabra que no se usa pero había que utilizarla, se nos fue un caballero de la cultura".
Pocos pueden irse por la puerta grande, con Chopin de fondo, con lágrimas verdaderas y con tanto amor. Algo —o más bien mucho— ha tenido que hacer bien el eterno caballero de la cultura. Que descanse en paz, Jerónimo Saavedra.