El Jurado de la Audiencia de Las Palmas ha declarado este viernes culpable de asesinato a la mujer toxicómana que apuñaló hasta 62 veces a su vecina en el barrio de La Paterna de Las Palmas de Gran Canaria en noviembre de 2021 y ha descartado que no fuera consciente de lo que hacía en ese momento, como sostenía su abogada, María Teresa Guerra.
Los miembros del Jurado han sido unánimes en su veredicto al desestimar que la acusada tuviese su capacidad volitiva totalmente anulada o notablemente disminuida por el estado de intoxicación que presentaba en el momento de los hechos, y ha considerado, al contrario, que era consciente de su "brutal y letal" actuación, ya que le propinó 62 puñaladas, la mayoría en el cuello, cara y tórax. No obstante, el Jurado sí ha dado por probado por unanimidad que la asesina confesa de su vecina Rosa María C.S., de 69 años, tenía su capacidad levemente disminuida por la toxicomanía que sufre desde la adolescencia.
La autopsia
La fiscal Cristina Coterón ha solicitado que se le imponga una condena de 23 años de prisión por el asesinato con los agravantes de alevosía y ensañamiento, y 4 años y 4 meses por robo con violencia, mientras que la defensa ha pedido una pena de 20 años de prisión para la acusada. Yaiza R.F., de 43 años, ha admitido desde que se entregó a la policía el 3 de noviembre (al día siguiente de los de los hechos) que mató a su vecina y, tanto en el juicio como en declaraciones previas, ha mantenido que no recordaba lo ocurrido a causa del consumo de drogas, pero las médicos forenses que la examinaron consideraron que la conservaba sus facultades cognitivas y sabía lo que hacía, aunque tenía una leve dificultad para dominar sus impulsos por su adicción a las drogas.
El Jurado ha declarado culpable a Yaiza R.F. de causar intencionadamente la muerte a su vecina, que en la acción letal la privó de cualquier capacidad defensiva, la agredió brutalmente, aumentando y prolongando de manera desmedida su dolor, causándole un sufrimiento insoportable, y todo ello con la intención llevarse diferentes y variados enseres y objetos de la casa y así lucrarse y beneficiarse.
Los objetos sustraídos, que la acusada se llevó de la vivienda en una bolsa de basura, eran joyas de oro valoradas en más de 9.902 euros, un teléfono móvil de 105 euros, una cámara de vídeo, además de 28 euros en efectivo, de los que 20 fueron usados por la acusada poco después de matar a su vecina para comprar crack. La causa de la muerte, de acuerdo a los informes de las médicos forenses, ha sido ratificada también por el Jurado, un shock hipovolémico por la abundante pérdida de sangre debido a las heridas sufridas en el cuello, especialmente, y en el resto del cuerpo.