Las despedidas suelen ser momentos de nostalgia y reflexión, pero también de reconocimiento. En una de las torres de control más importantes de Canarias, una controladora aérea vivió una de las despedidas más conmovedoras de su vida, marcada por la sorpresa que le preparó alguien muy especial.
Cuatro décadas guiando los cielos
Tras 40 años de servicio como controladora aérea, esta profesional ejemplar se despedía de su puesto en una ceremonia discreta, propia de quienes han entregado su vida a una profesión por vocación. Durante estas décadas, fue la voz y los ojos que guiaron a innumerables pilotos en los cielos de Canarias, contribuyendo al tránsito seguro de miles de personas que volaban hacia y desde el archipiélago.
Su dedicación y amor por su trabajo fueron evidentes hasta el último día. Lo que no esperaba era que su último día en la torre de control se convirtiera en un recuerdo imborrable gracias a la intervención de su hijo.
Cuando eres controladora aérea y el dia de tu jubilación, tras 40 años de profesión, está tu hijo piloto al otro lado de la frecuencia...🥺
— 😉Controladores Aéreos 🇪🇸 (@controladores) November 22, 2024
Te deseamos todo lo mejor, Maite. pic.twitter.com/KAm3HFptg0
La sorpresa de su hijo piloto
En el momento más emotivo de la jornada, mientras realizaba sus últimas comunicaciones, la controladora aérea escuchó al otro lado de la línea una voz que conocía bien: la de su hijo, un piloto que compartió unas palabras llenas de gratitud y amor.
Con tono sereno pero cargado de emoción, el joven expresó:"Muchísimas felicidades, mamá. Gracias por ser nuestros ojos cuando estamos aquí arriba, sin vuestro trabajo el nuestro no sería posible." Pero el momento más emotivo llegó cuando le dio las gracias: "Gracias por todo el esfuerzo que has hecho por mí, por tu infinita paciencia, por tu amor incondicional, incluso cuando no lo merecía. Gracias a eso, hoy estoy aquí."
Estas palabras hicieron que la controladora, acostumbrada a mantener la calma en cualquier circunstancia, no pudiera contener las lágrimas. La sorpresa había tocado el corazón de todos los presentes, quienes no pudieron evitar emocionarse ante este momento único.
Una despedida inolvidable
El discurso de su hijo no solo fue un homenaje a su madre, sino también un reconocimiento a la labor de todos los controladores aéreos, cuyo trabajo muchas veces pasa desapercibido, pero es crucial para la seguridad y la eficiencia del transporte aéreo.
La jubilación de esta mujer simboliza el fin de una etapa y el inicio de otra, pero con la satisfacción de haber dejado una huella imborrable en los cielos canarios y, sobre todo, en el corazón de su familia.Una historia que, como los vuelos que guió, seguirá elevándose en el recuerdo.