La migración atraviesa la historia de Canarias. En su momento fue la población de las Islas la que se vio obligada a cruzar los mares en búsqueda de una vida mejor en países como Cuba o Venezuela. Ahora esta historia se vive de otra manera, desde otra perspectiva. Hay quienes siguen buscando un futuro en otros lugares - esa conocida fuga de cerebros -, pero desde hace ya décadas, es el Archipiélago el que ha abierto sus brazos a la llegada de personas de fuera.
¿Cómo han transcurrido estos años? ¿Cómo ha afrontado la ciudadanía canaria este incremento de llegadas y la integración de otras personas en el día a día y vida de las Islas? Vicente Zapata, director del Observatorio de Inmigración de Tenerife (OBITEN), tiene la respuesta: la sociedad canaria es una sociedad diversificada, muy distinta con el paso del tiempo, con grandes diferencias entre la de 2024 y la de 2001 - año en el que se creó la entidad, a principios de siglo -, sobre todo con una “mayor comprensión social”.
No se trata de un fenómeno episódico
En los últimos 20 años, se han visto “cambios importantes” en la afluencia migratoria, expone Zapata, reflejando que ya no se trata de un fenómeno episódico o coyuntural, sino que “cada vez hay más conciencia de que las migraciones son un elemento estructural de nuestra realidad”.
La población se ha incrementado con la llegada de personas de América y Europa, siendo los datos más significativos, según Zapata, así como la intensificación de la migraciones marítimas irregulares con dos episodios importantes: “el que tuvimos en el año 2006 y el que estamos viviendo desde 2020”. Para el director de OBITEN el flujo de llegadas ha sido un aprendizaje para la sociedad canaria y también para las propias instituciones.
Sociedad más proclive a denunciar
La comprensión social ha aumentado a la par que el conocimiento sobre estos tránsitos migratorios, pues también se entienden mejor los efectos, las implicaciones, la atención a esta cuestión sin estridencias y alarmas, las repercusiones, explica el experto, y, en conjunto, “estamos mucho más preparados para gestionar este fenómeno estructural”.
Como sociedad, este aprendizaje y comprensión se muestra en la actitud de la propia población. “En un Archipiélago de 2,2 millones de habitantes, las situaciones conflictivas de rechazo, xenofobia, racismo o la propagación de los discursos de odio siguen siendo minoritarias”. No obstante, eso no quita que haya que “seguir trabajando a favor de la inclusión de las personas y generando un marco de convivencia pacífica”, pero para Zapata el contexto es bueno, la sociedad acoge, incluye y pretende convivir e incluso es “más proclive a identificar y denunciar estas situaciones para que se tomen medidas o haya una reacción en contra”.
Plan Canario de Inmigración y Convivencia Intercultural
Por parte de las instituciones, el director de OBITEN también ve una mayor intervención, aunque tengan que seguir implicándose y alejando el enfrentamiento político de la materia migratoria. Los métodos que se tiene en la actualidad y que Zapata insta a fomentar son los recursos y la planificación.
Para el especialista en migración esa planificación parece que va a llegar pronto con la aprobación inminente por parte del Gobierno de Canarias del Plan Canario de Inmigración y Convivencia Intercultural, “en el que se lleva trabajando años de una forma muy participativa en todas las Islas”.
El papel de la política
Asimismo, la celebración del Debate de la Nacionalidad Canaria representa el momento oportuno para que las diferentes formaciones políticas dialoguen sobre diferentes cosas y entre ellas, cómo no, el tema migratorio. “Contrastar conocimientos con respeto, altura de mira y con perspectiva de futuro, no solamente de la inmigración marítima irregular, sino sobre el conjunto de lo que supone las migraciones para nuestro Archipiélago”, manifiesta.
La apuesta política tiene que ir tanto para ayudar a las personas que llegan como para “seguir apostando porque la sociedad canaria comprenda y sea consciente en profundidad de las características, efectos y consecuencias para la región”, así como enfatizar en “la aproximación y pedagogía”.
"Seguir debatiendo, analizando y buscando alternativas"
Para Zapata es necesario que el Gobierno siga abordando estos temas y fomentando cada vez más la participación de la ciudadanía, como se produjo en la realización del Plan Canario de Inmigración y Convivencia Intercultural, y creando espacios de encuentro donde “dialogar de esas cuestiones más allá de la barra de un bar”, conduciendo a una conexión directa con técnicos y personas implicadas y dando a conocer y creando herramientas e instrumentos para abordar la situación.
El director de OBITEN indica que el modelo económico de crecimiento que tiene Canarias, y más viendo el incremento turístico que se ha producido, seguirá atrayendo y atrapando a personas que aspiren a mejorar su vida por mitos económicos o conflictivos en sus países. Por ello, la importancia de “seguir debatiendo, analizando y buscando alternativas para ofrecer una atención particularizada”, así como “el énfasis en pedir corresponsabilidad al conjunto del Estado”.