Del local incendiado del Sindicato de Inquilinas en Granadilla de Abona no se ha podido rescatar absolutamente nada. Los objetos que albergaba eran altamente inflamables: ropa y juguetes, principalmente. Unos testigos aseguran que una pareja de personas echó un combustible y prendieron fuego al único local del sindicato. “Quemar recursos básicos es característico de grupos fascistas”, denuncia Pili Puyi, miembro del sindicato, quien usa desde hace años un seudónimo para evitar represalias.
Desde el primer momento desde el sindicato han señalado a las empresas dedicadas a desocupar inmuebles como causantes del incendio. De momento no quieren dar nombres de empresas concretas a la espera de lo que la investigación policial concluya, pero el largo historial de amenazas, que incluso están en vídeo, les lleva a plantear esta hipótesis.
El sindicato
El sindicato se dedica a asesorar a las personas en cuanto a los derechos que tienen en materia de vivienda, tanto para personas que están en régimen de alquiler como para quienes tienen una hipoteca. Tal y como explica Puyi, lo que más asesoran es a personas con contrato de alquiler que tienen problemas con inmobiliarias o con propietarios, aunque también asesoran a personas que son ocupas y que se encuentran en situación de vulnerabilidad.
“Asesoramos a todo el mundo sobre sus derechos en materia de vivienda”, resume. A su actividad también se suma la recogida de ropa y de juguetes para repartir a colectivos que lo necesitan. De hecho, del material que ha ardido este domingo, la mayoría era ropa de hombre que se iba a llevar este martes al campamento de Las Raíces, que acoge a migrantes. “Realmente lo que hacemos es cumplir una función social”, apunta.
El incendio
Pocas dudas hay al respecto de que el incendio fue provocado. Como apunta Puyi y ya han publicado en sus redes sociales, hay testigos que vieron cómo se paraban dos personas en un coche y echaron un líquido inflamable para prender fuego posteriormente al local. En febrero ya un trabajador de la empresa de desocupación EZ Property Solutions se había grabado a las puertas de este local asegurando que le hacía falta “una manita de pintura” a la puerta del local.
De hecho, en enero, un trabajador de esta empresa supuestamente propinó un puñetazo a un miembro del sindicato durante un intento de desalojo de ocho familias en un edificio inacabado en San Isidro. Según asegura Puyi las amenazas son muy frecuentes, no solo por parte de ese tipo de individuos, sino también en los comentarios de sus redes sociales.
Amenazas y agresiones
Puyi asegura que en las actuaciones reciben insultos de estos grupos violentos: “yonki”, “perroflauta”, “que no te lavas”, “chocho sucio”, “hedionda”, “lo que te va a pasar a ti no es normal”, “te voy a ir a buscar”, “te voy a dar fuerte”. Además asegura que cuando están en las propias actuaciones con las familias desahuciadas reciben empujones y agresiones “propias de una organización criminal de primera orden”.
El último caso de encontronazos entre la asociación y la empresa fue en La Jaca, donde iban a echar de una vivienda a una persona que vivía con dos niños. Según el relato de Puyi, los trabajadores de la empresa (de la que no da el nombre) querían saltar un muro, ante lo que le dijeron que estaban cometiendo un allanamiento de morada, sin embargo, cuando llegó la Guardia Civil, “ellos mismos los autorizaron para romper la puerta con los niños dentro. Y cuando vieron que había gente salieron pitando”, asegura. Denuncia que si “ellos ven que pueden hacer todo tipo de fechorías y que las autoridades los respaldan cada vez se crecen más, y ese es el problema”.
Unión social
La solución que ve Puyi para luchar contra los grupos organizados que atentan contra colectivos sociales es la propia unión social. “La única solución es que nosotras como ciudadanas y ciudadanos nos hagamos responsables de este tipo de actos”, señala. “Para nosotras esto ha sido un atentado de índole política e ideológica. Quemar recursos básicos es característico de grupos fascistas, que al final los sostiene el propio capitalismo, porque quienes contratan a esta gente son inmobiliarias y fondos buitres, aunque ellos dicen que no”.
Tras el incendio provocado, Puyi asegura que muchas personas se han ofrecido a donar ropa y a enviar dinero, pero por ahora no tienen sitio para poder acoger ropa. “Está siendo mucho el apoyo de colectivos y personas en redes sociales, estamos súper agradecidas”, celebra.