Samba nació en Tambacounda, una ciudad en el interior de Senegal. Es uno de los miles de senegaleses que arriesgan su vida y ponen rumbo a Canarias en busca de un futuro. Llegó a la isla de El Hierro en cayuco el siete de febrero de 2024 tras cinco días en alta mar.
La situación en Senegal es desesperante, la ciudad de Tambacounda se sustenta de la agricultura, pero las altas temperaturas y sus suelos pobres dificultan cada vez más encontrar un trabajo, como asegura Samba. A esto se le suma la inestabilidad política y las fuertes protestas por parte de la población. El año pasado, tras la detención del principal líder opositor —Ousmane Sanko—, y la disolución por decreto de su partido Patriotas de Senegal por el Trabajo, la Ética y la Fraternidad (Pastef), bajo la orden del Ministerio del Interior, murió una treintena de personas y las elecciones previstas para febrero se suspendieron, celebrándose el 24 de marzo con la victoria de Diomaye Faye, liberado de prisión tan solo 11 días antes. Estas elecciones dan esperanza a la población, aun así, Samba afirma que “se pasa muy mal con las políticas del gobierno” antes de añadir que “hay mucha pobreza en Senegal”.
Samba vivió con su abuela hasta los tres años, pero sin oficio y con un país sumido en una crisis política decidió poner rumbo a Mauritania donde trabajó de albañil con su hermano. En medio de una situación desesperada, un día se encontró con una persona que le ofreció la oportunidad de viajar a Canarias. Tras pagar con todos sus ahorros, Samba fue víctima de una estafa y ese viaje nunca llegó. Meses más tarde volvió a intentarlo. El 2 de febrero consiguió montarse en el cayuco y emprender su travesía rumbo a la isla de El Hierro.
Miedo
La travesía fue “muy dura” para Samba y para otras 90 personas más que iban a bordo. Durante cinco días en alta mar tuvieron que enfrentarse a fuertes mareas, “el tercer día se terminó la comida y el agua”, además cuenta cómo “en el barco no puedes dormir, no puedes hacer nada, no puedes moverte, pasé mucho miedo”. Finalmente y tras superar numerosos obstáculos llegó a Canarias, donde fue recibido en El Hierro con los brazos abiertos. Samba explica que “la gente fue muy amable” en la isla, donde asegura que encontró apoyo y solidaridad en medio de la adversidad.
El compromiso y la dedicación de los voluntarios como Indira Carballo es crucial ante la llegada de inmigrantes a las costas de Canarias. Como miembros permanentes del equipo conforman un grupo de 50 personas aproximadamente. Sin embargo, como señala Indira, la disponibilidad de estos ayudantes se ve afectada por diversas circunstancias personales. “Hay veces que sí nos hemos visto apurados a la hora de llegadas por no tener voluntarios ”, detalla.
Las calmas
Además, comenta que el flujo migratorio aumenta durante los meses de agosto, septiembre y octubre debido a las buenas condiciones marítimas. El mar se encuentra más calmado desde los lugares de donde provienen los migrantes, principalmente de Mauritania, Senegal o Gambia. “Si salen de Senegal la travesía puede variar entre siete, ocho, nueve o diez días”, en cambio “si salen de Mauritania pues a lo mejor, cinco o seis, aunque si les pilla el mar bueno en tres días llegan a cualquier isla de Canarias”.
La voluntaria asegura que la duración de la travesía y el estado del mar influye en las condiciones en las que llegan los migrantes. “Pueden llegar bien, que se bajan caminando, o pueden llegar mal y tenemos que ayudarlos” detalla antes de agregar que “los tiene que atender el equipo sanitario y hay que bañarlos, darles de comer porque no pueden con su vida, a parte de las secuelas psicológicas que puedan tener y de las heridas físicas”.
Más recursos
El Gobierno de España ejecutó una inversión de 5.804.240 de euros en la construcción de un Centro de Acogida Temporal de Extranjeros (CATE), ubicado en un terreno cedido por el Cabildo Insular de la isla, en el pueblo de San Andrés, el cual gestiona el cuerpo de Policía Nacional. Este centro acoge hasta 500 personas inmigrantes y supone una gran ayuda. Aun así, Indira insiste en que “siempre se van a necesitar más recursos de los que hay”.
La situación en El Hierro no mejora. La historia de Samba es un testimonio de la lucha de miles de senegaleses que arriesgan su vida en busca de un mejor futuro. A pesar de los difíciles desafíos que ha tenido que enfrentar, persiste en poder alcanzar el éxito para poder cumplir su sueño de ayudar a su familia, de la cual se siente responsable por ser el hermano mayor. Como afirma Samba, “esa es la razón principal por la que me fui de África”. Su reciente llegada al sur de Francia supone un nuevo capítulo en su vida, donde busca nuevas oportunidades y un futuro próspero.