Mucho antes de que exisiteran modernas vías y rápidos medios de transporte había que conformarse con caminar para ir de un sitio a otro o si acaso, con suerte, con algún animal de carga. Pero fuera en coche, tranvía, guagua, burro o a pie, el acceso a Santa Cruz con ciertas mercancías -como leche o papas- debía afrontar el pago de impuestos en los fielatos o estaciones sanitarias, donde además de recaudar se controlaba la calidad del producto.
Y tan anitguos son los impuestos como la picaresca para evitarlos así que las lecheras de La Laguna a mediados del siglo XIX y hasta 1960 comenzaron a usar un camino alternativo para eludir estos puestos de control y ahorrarse la carga impositiva. Madrugar a diario para cargar con decenas de kilos -se calcula que entre 40 o 60-, a menudo sobre la cabeza, ya era trabajo suficiente como para además tener que enfrentarse al costoso trámite de la oficina municipal.
A día de hoy esta ruta es conocida como Sendero de Las Lecheras y en el trayecto se recuerda su labor con un monumento conmemorativo. Lo que tiempo atrás era un duro camino desde las zonas de pasto del ganado en las llanuras de Aguere hasta el Mercado Nuestra Señora de África, actualmente es una popular ruta que une el valle de La Laguna con el de Santa Cruz en la que podemos homenajear el trabajo, y quizá también la picaresca, de estas lecheras.
Un camino transitado durante siglos
Aunque sería en la década de 1850 cuando se establecieron los fielatos -cuyo nombre procedía del fiel o balanza para pesar las mercancías- este sendero ya era vía de tránsito desde los primeros años del siglo XVI. Según recogen las Datas de Tenerife, estas tierras fueron entregadas a Francisco Jiménez, uno de los terratenientes de la isla de Tenerife y alguacil mayor del Cabildo, y algunos estudiosos apuntan que anteriormente ya fueron tierras reservadas al mencey de Anaga.
Por la fertilidad de la tierra y la presencia de recursos hídricos es comprensible que tanto aborígenes como conquistadores apreciaran estos parajes. Por este motivo es de suponer que incluso desde tiempos preshispánicos existieran veredas en esta zona o, en todo caso, se habilitaran como vía de transporte de la producción agrícola o ganadera de las haciendas.
Por tanto, así fueran lecheras, campesinos, o gangocheras -intermediarias que se dedicaban a la compra y venta ambulante, normalmente de alimentos perecederos-, este camino es una ruta histórica que estableció relaciones elementales entre La Laguna y Santa Cruz, permitiendo que a través de senderos rurales se establecieran los primeros vínculos entre las dos poblaciones más importantes de lo que hoy conocemos como área metropolitana.
Desde Las Mercedes hasta Cueva Roja
Para completar esta ruta podemos partir desde Las Mercedes y llegaremos a Santa Cruz por Barrio Nuevo, justo en el sendero que desemboca en Cueva Roja. Hay diferentes itinerarios disponibles en internet pero en casi todos debemos contemplar una duración de en torno a cuatro horas y media para conectar La Laguna con Santa Cruz.
Empezando desde la Cruz de los Álamos en Las Mercedes, ascenderemos la ladera de Gonzalianez, atravesando los caminos del Bronco y Lomo Largo, cruzando el valle de las Chozas y, después de cruzar el barranco de Carmona. Luego descender por el monte de las Mesas, junto al barranco de Jiménez, y flanqueando el Roque y Boca del Andén, cruzar las barranqueras de las Goteras hasta llegar a Cueva Roja.
Si completamos desde el centro de Aguere hasta el centro de Santa Cruz, el recorrido puede superar los 16 km aunque también puede optarse por reducir el trayecto comenzando desde Las Mercedes o Jardina y terminando en Santa Cruz directamente en Cueva Roja. En cualquier caso se recomienda consultar rutas actualizadas para evitar pasar por propiedades privadas y, en caso de encontrar alguna cancela en ruta, siempre dejarla cerrada para evitar que el ganado pueda escaparse.