No es el sendero más bonito de Canarias, pero sí el más interesante: tiene un búnker militar

Esta reserva natural combina en un mismo espacio dos pequeñas montañas que se adentran en el mar, un búnker militar y una zona de paso de aves

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Así es el búnker de la II Guerra Mundial de Montaña Bocinegro / AH
Así es el búnker de la II Guerra Mundial de Montaña Bocinegro / AH

Las islas Canarias son una de las grandes joyas de España por su riqueza cultural y geográfica. No es de extrañar que En Tenerife, entre la popular zona de El Médano y la playa de La Tejita se encuentra uno de los lugares más emblemáticos de la isla. Aunque cuenta con poco más de 170 metros, Montaña Roja y su entorno componen uno de los paisajes más sorprendentes de la isla. Formada hace cientos de miles de años, esta reserva natural de 166 hectáreas presenta característicos sistemas arenosos de dunas fósiles que circundan el extinto volcán. 

Subir a Montaña Roja es recorrer un paseo formado principalmente por materiales sueltos, principalmente piroclastos de composición basáltica, que le otorga ese color rojo oscuro. Hay tres opciones para iniciar la ruta: El Médano, la playa de La Tejita o desde un aparcamiento de tierra debidamente señalizado junto a la carretera que une El Médano con Los Abrigos, que está claramente señalizado en la carretera TF-643.

Debidamente preparado con protección solar, gorra, agua y calzado adecuado, la ruta puede completarse en cualquier época del año, aunque siempre hay que considerar la fuerte insolación de la zona, así como el azote constante del alisio, indispensable a la hora de explicar estos paisajes. En cualquier caso, el camino es sencillo y el reto de coronar la Montaña Roja es asequible.

Esta es la ruta más interesante de Canarias

Con todo, quienes quieran aproximarse a la zona sin necesidad de subir pueden visitar la hermana pequeña de Montaña Roja: Bocinegro. Dentro de la reserva natural, pero con solo 36 metros de altitud, Montaña Bocinegro ofrece además la posibilidad de visitar La Mareta, un lago natural formado por la filtración de agua de mar. 

Imagen de archivo una persona caminando por un sendero / Pexels
Imagen de archivo una persona caminando por un sendero / Pexels

Uno de los elementos más curiosos que puedes encontrar en Montaña Bocinegro es un búnker de la II Guerra Mundial construido para vigilancia y defensa ante posibles enemigos. Hoy en día estas fortificaciones conforma un patrimonio histórico a menudo desconocido por la propia población tinerfeña, aunque pueden encontrarse varios ejemplos en diversos puntos de la isla.

Por qué el búnker es tan importante

A lo largo de la Segunda Guerra Mundial, Canarias suscitó el interés de las potencias en conflicto por su importancia estratégica para la defensa de las rutas marítimas entre América y Europa. Por este motivo, Tenerife se convirtió en una plaza clave a isla que codiciaban tantos los Aliados como el Eje. A pesar de la neutralidad española en el conflicto, la afinidad del Régimen franquista con Alemania motivó cierta colaboración, como el envío de la División Azul y otras medidas.

En ese sentido, con el objetivo de evitar un ataque británico que diera una ventaja estratégica a los Aliados, las fuerzas militares alemanas que operaban en Tenerife construyeron una serie de búnkers en 1942 para contar con un lugar seguro de vigilancia y la protección de la costa. Además de mantener las comunicaciones entre las diferentes bases militares en caso de ataque. Una vez terminado el conflicto, la instalación fue abandonada hasta que en los años 80 fue redescubierta por la población local.

Así puedes disfrutar del sendero

Pero además de este patrimonio histórico, Montaña Roja cuenta reclamos de índole natural, como el avistamiento de aves, ya que en este paraje podremos divisar especies como el alcaraván, el halcón tagarote, el alcaudón o la pardela cenicienta. Además, este entorno sirve de lugar de descanso y alimentación para aves migratorias como andarríos, chorlitos grandes, vuelvepiedras, correlimos y otras especies limícolas y marinas.

De la misma manera que los animales se adaptan al medio, también la flora ha desarrollado estrategias para la dureza del clima desértico, principalmente plantas achaparradas, adaptadas a la alta salinidad, con colores apagados y hojas suculentas o transformadas en espinas. Algunas de las especies que puedes observar son siemprevivas, lechugas de mar, tabaibas dulces, balos, aulagas, barrillas o balancones.