El sendero más bonito de Canarias: camina entre paisajes rocosos y naturaleza con vistas al mar

Historia y naturaleza caminan de la mano por este espectacular sendero del norte de Tenerife

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Paisaje Protegido de la Rambla de Castro, en el municipio tinerfeño de Los Realejos./ ISLAS CANARIAS.
Paisaje Protegido de la Rambla de Castro, en el municipio tinerfeño de Los Realejos./ ISLAS CANARIAS.

Acantilados, roques, playas y salientes esculpidos por la acción del mar durante siglos forman uno de los lugares más sorprendentes de Tenerife, donde el legado histórico se cita con la exuberancia de la naturaleza. En la vertiente norte de la isla descubrimos este paraje que, aunque no sea tan conocido como El Teide, los montes de Anaga o Teno, sin duda ofrece unas condiciones perfectas para ser uno de los senderos más bellos de la isla, y de Canarias.

En esta franja costera del norta de Tenerife se entremezcla la gran riqueza natural de un paisaje protegido con el testimonio del trabajo en los campos canarios a través por ejemplo, de las ruinas de sorprendentes construcciones. Pero en este paisaje, además, el visitante podrá rememorar los ataques piratas de siglos pasados por medio de fortines pensados para repeler a los invasores. Todo ello en un privilegiado enclave natural donde proliferan la flora y la fauna autóctonas.

Rambla de Castro 

Este singular rincón del archipiélago canario, perteneciente al municipio de Los Realejos, es el Paisaje Protegido de Rambla de Castro, que ya fue habitado desde tiempos prehispánicos, como atestiguan los yacimientos aflorados en la zona, entre ellos una cueva funeraria, cazoletas o varias cavidades utilizadas para resguardarse.

Pero la joya histórica de este paisaje son las ruinas del elevador de aguas en La Gordejuela, una obra que marcó un hito en su tiempo como la primera máquina de vapor de la Isla de Tenerife. Su objetivo era utilizar las aguas que nacen en Gordejuela para dar fuerza motriz a un molino harinero y elevarlas hasta la zona de cultivo del plátano.

Elevador de Aguas de Gordejuela./ AH
Elevador de Aguas de Gordejuela./ ISLAS CANARIAS.

Si descendemos hacia la playa de la Fajana o de Castro apreciaremos la desembocadura de ese torrente de agua cuyo caudal depende de la época del año, desde una cascada que vierte al mar hasta apenas un hilo de agua. En cualquier caso el espectáculo es impactante entre coloridos acantilados, vegetación endémica y  palmeras custodiando el paisaje. Con el mar en calma se puede disfrutar de una ducha natural para enjuagarnos el salitre del océano.

Un fortín contra piratas

La ruta de la Rambla de Castro puede realizarse en dos sentidos. Es una buena opción empezar en el Hotel Maritim y acabar en el mirador de San Pedro, donde hay más opciones para volver al punto inicial en transporte público. Con dificultad baja, exceptuando algunos tramos de descenso a la playa, el sendero combina suelo empedrado con zonas de tierra y caminos tradicionales.

fortin
Fortin de San Fernando./ AYUNTAMIENTO DE LOS REALEJOS.

Además de la Hacienda de Castro y el elevador de La Gordejuela, la ruta discurre por el fortín de San Fernando, construido en el siglo XVIII, se visita la ermita de San Pedro, que alberga una valiosa talla barroca del apóstol. La pequeña fortaleza de San Fernando fue construida a finales del siglo XVIII con el objetivo de vigilar y defender la costa de Los Realejos de los ataques piratas, como el afamado Cabeza de Perro, y conserva tres de sus cinco antiguos cañones.

Especies de fauna y flora 

En la vegetación de Rambla de Castro predomina la palmera canaria y los dragos, además de especies de vegetación costera como el perejil de mar, el tomillo marino, la magarza, el corazoncillo, la barrilla, el bugallón o la siempreviva de mar. Asimismo pueden apreciarse algunos ejemplares de sauce canario y, sobre la playa de Castro, especies de tarajal. 

Con respecto a la fauna, entre los vertebrados, podrás observar reptiles como el lagarto tizón, la lisa y el perenquén. Además, se pueden apreciar numerosas especies de aves, como el gavilán, el cernícalo, el vencejo unicolor, el bisbita caminero, el herrerillo común, la alpispa o la pardela cenicienta.