La Semana Santa se celebra en Canarias con menos fe que nunca: el catolicismo pierde adeptos

La Semana Santa se aleja cada vez más de la religión para convertirse en una semana turística en la que reconectar con uno mismo

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Procesión de Semana Santa en Las Palmas de Gran Canaria donde se muestra la fe católica / AYUNTAMIENTO DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
Procesión de Semana Santa en Las Palmas de Gran Canaria donde se muestra la fe católica / AYUNTAMIENTO DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

La primera semana del mes de abril llega con un dilema anual: vivir una Semana Santa desde el Catolicismo y en honor a la religión o aprovechar las fechas para unas vacaciones exprés. Hace años que la Iglesia parece estar cada vez más lejos de ciertos grupos poblacionales y en las Islas el número de practicantes y no practicantes sigue en caída libre en referencia a los datos de 2005. 

En estos dos escenarios se plantean nuevas cuestiones en un momento en el que la era de la rapidez empuja a los trabajadores a querer y necesitar tiempo libre y de calidad, o aquellos a los que aún les mueve la fe católica.

Cada vez hay más formas de entender la religión y esa disociación forma parte de la pérdida de fieles en el cristianismo. La crisis identitaria, la necesidad del relegari de lo cotidiano y el salto a la religión individualizada son algunos de los factores que explicarían la pérdida de católicos.

Del encuentro con Dios al encuentro personal

La Semana Santa ha sido y es un momento de encuentro entre los practicantes y Dios. Pero los datos en Canarias abren un nuevo panorama en el que cada vez hay menos católicos en las Islas. El barómetro autonómico de 2005 determinó que el 86,4% de los canarios y canarias se declaraba católico. Ahora, casi 20 años después, tan solo un 54,9% declara serlo entre practicantes y no practicantes, siendo este último grupo el mayoritario, con un 35,8% del total. 

En esta caída libre de pérdida de fieles los expertos estudian las nuevas formas de entender la religión. Eugenio Reyes es doctor en Sociología y profesor en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC) y asegura que los datos responden a un por qué en nuestra sociedad. "Antes la religión era un relegari de lo cotidiano. La gente salía de la jornada de trabajo, de las obligaciones y se amparaba en la religión. Hoy la oferta del relegari — del relegarte de lo cotidiano — se ha disparado. La función social que hacía la religión aparte de la funciones espirituales, personales, éticas y de valores ha cambiado y ahora hay una amplia oferta de ocio, descanso, vacaciones …", explica. Es por eso que a la vez que los datos de religiosidad bajan estrepitosamente los datos de turismo aumentan. 

Perderse para encontrarse 

Canarias prevé buenas cifras de ocupación —aunque es cierto que no hay previsión de alcanzar las cifras de 2019—. Y los canarios tienen ganas, sobre todo, de viajar entre islasFred Olsen ha programado 602 viajes y prevé que se muevan 120.000 pasajeros, una cifra similar a 2022 aunque no por encima del nivel prepandemia. 

"Hay una crisis identitaria con el transito del estatus natural al estatus civitas. Ahora hay mucha gente que necesita irse al campo, reencontrarse con la naturaleza en sus vacaciones y conectar con la vida y las nuevas direcciones espirituales", asegura el profesor de Sociología. 

Es por eso que durante la Semana Santa miles de canarios y canarias viajarán entre islas o a otros destinos para desconectar del día a día y encontrarse de nuevo en un espacio alejado del ruido, estrés y trabajo. 

Las nuevas religiones 

El hecho de que haya menos católicos no significa que las personas hayan dejado de creer, pero sí que han dejado atrás el Catolicismo. Actualmente hay miles de religiones, lo que se traduce en miles de opciones para conectar con la fe. Un estudio de 'Pew Research Center de 2017', estima que en el mundo hay en torno a 4.200 religiones. De todas, la que más fieles tiene es el Cristianismo, seguido por el Islam (24% de la población mundial), el Hinduísmo (15%) y el Budismo (7%). 

El último estudio del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) determinó que un 3% de los canarios y canarias son creyentes de otra religión. Según el estudio demográfico de la población musulmana de 2022, en Canarias hay 80.171 musulmanes, lo que se traduce en que el 3,63% de la población de las Islas practica el Islam. "También hay personas que son animistas — la creencia en seres espirituales, incluidas las almas humanas, seres sobrenaturales personificados, dotados de razón, inteligencia y voluntad, que habitan los objetos inanimados y gobiernan su existencia.— pues también en esos espacios hay cierta espiritualidad, ciertos rituales. Los datos no expresan una menor religiosidad sino que se ha recolocado la religiosidad en otros relatos", explica Eugenio Reyes. "Una persona no renuncia a sus creencias, sino que su forma de ritualizar los hechos religiosos es de otra forma u otras estéticas con otra narrativa social", incide el sociólogo. 

Procesión de Semana Santa en Las Palmas de Gran Canaria / AYUNTAMIENTO DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA
Procesión de Semana Santa en Las Palmas de Gran Canaria / AYUNTAMIENTO DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

La fe va por dentro 

Los practicantes se quedan solos al ritmo que los católicos no practicantes aplastan por mayoría las cifras de religiosos en Canarias. "Hay una crisis de hechos religiosos y hay un salto a la religión personal. El Estado no tiene una confeisón religiosa, ni las escuelas. La secularización ha hecho que la religión católica se viva de forma individual y los actos religiosos se hacen de forma individual, en cualquier momento y en cualquier sitio". 

Eugenio Reyes dice que los actos personales religiosos van en aumento.  "Los espacios de socialización religiosos se han ido sustituyendo por gente que, por ejemplo, tiene una virgen en un rincón y pone sus flores, gente que sacraliza mirar el paisaje o sacraliza un paseo por el campo. La nueva sacralización de entornos es una forma más individualizada y dispersa", explica.

El adiós definitivo al catolicismo 

Muchos aseguran que el fin del catolicismo está cerca, otros lo ven como un imposible y el experto en sociología asegura que cualquier respuesta es susceptible de ser una gran equivocación. "De momento, de lo que sí hay certeza es de que van a cambiar los relatos sociales y los espacios relegaris. No sabemos si el catolicismo se llegará a extinguir o se va a recolocar. No hay certezas, no se pueden hacer probabilidades de futuro cuando hay un proceso tan cambiante.  El relato social está cambiando y de momento no hay inicadores de que eso deje de ser así. No sabemos ni cómo, ni hacia dónde, ni a qué velocidad", confiesa el sociólogo. 

Lo único cierto hasta el momento es que las personas necesitan creer en algo o alguien. Eugenio Reyes asegura que las creencias forman parte del día a día de cualquier grupo social. "Cualquier tipo de creencia forma y es parte del constructo social. Sean creencias laicas, seculares, relegaris, porque de hecho sociológicamente casi todos los haceres son credenciales. Creemos en la democracia y votamos, creemos en la asociación de vecinos y nos organizamos en la comunidad, creeemos en el mercado y compramos ... La creencia es parte del relato fundamental de la estructura social", sentencia.

Por lo tanto, no se sabe si algún día la religión se extinguirá, si la Semana Santa peligra para aquellos que buscan el descanso apresurado del frenesí laboral o incluso si en unos años cada individuo creará su propio concepto de religión, pero lo que sí se sabe es que ningún grupo social puede vivir sin creencias. 

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