Enfrentarse por primera vez a una olla a presión puede ser un reto que muchas personas abandonen antes de intentarlo. Lo cierto es que puede dar miedo —no es para menos hay que andarse con mucho ojo— y representa, en cierta medida, un paso hacia la adultez. Lo que antes hacían los más mayores de la casa, ese potaje de berros, el caldo de papas o una rica crema de verduras ha llegado a su fin. Es el momento de enseñarle al mundo, a tu pareja o a ti mismo que eres capaz de cocinar algo más allá del Cola Cao mañanero, pero la cosa se complica en el mismo momento en el que te topas con la sartén que se pega, el caldero sin tapa y el pánico al probar el plato incomible que te ha llevado toda una mañana de elaboración.
En estos casos es cuando sale a relucir el plato estrella. La introducción a la gastronomía de cualquier ser humano que se precie pasa por hacer un buen sándwich. Al principio bastaba con añadirle un poco de jamón y queso, luego la cosa se fue tornando de castaño a oscuro y a día de hoy los sándwiches ya no son un lugar seguro para cocineros inexpertos, pues su elaboración está lejos de la sencillez. Las Palmas de Gran Canaria cuenta ahora con el templo de estas creaciones y desde luego no ha dejado a nadie indiferente.
@peldanyos Sandgüix 🥪 en 📍Calle Pascal 1, Las Palmas de Gran Canaria 🇮🇨 (colaboración)
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Así son los sándwiches virales
De Katsu sando con panceta, de pastrami, de stracciatella con pesto o el best seller de pollo frito: estas son algunas de las opciones que ofrece Sangüix, la nueva apertura de la calle Pascal, 1, en el corazón de Gran Canaria.
Pero sin duda una de las creaciones más sorprendentes de este nuevo establecimiento son sus postres en formato de sándwich. Sí, cuando pensabas que lo habías visto todo llega Sangüix y te ofrece un postre de Cubanitos, de crema de pistacho, de kit kat o de lotus, a cada cual mejor que el anterior.
¿Cuál es el origen del sándwich?
En el siglo XVIII, el conde de Sándwich, John Montagu, sin saberlo, dio origen a un elemento culinario que se ha convertido en un clásico: el sándwich. Este aristócrata inglés, apasionado por las cartas y los juegos de azar, enfrentaba un dilema común: no quería perder tiempo comiendo ni ensuciar sus manos con grasa mientras jugaba. Fue entonces cuando tuvo la brillante idea de pedir que le sirvieran rodajas de roast beef entre dos rebanadas de pan.
Así nació el sándwich, una solución práctica y deliciosa para satisfacer el hambre sin interrumpir su entretenimiento y que a día de hoy es un imprescindible en el recetario de cualquier cocinillas.