Con una réplica de un fusil de asalto soviético AK-74U con estampado de leopardo rosa y con un cigarro en la boca. Es la curiosa estampa de cómo ha ahuyentado una joven canaria a un hombre que, según dice la joven en su cuenta de X (Twitter), se estaba masturbando mirándoles a ella y a su amiga escondido en unos matorrales.
El suceso ha ocurrido en las dunas de Maspalomas (Gran Canaria), tal y como mencionan varios usuarios que han comentado el tuit. "Una no puede ir a playa trankila ya sin que guiris se estén haciendo gayolas en los matorrales", ha explicado la joven en sus redes sociales.
Una no puede ir a playa trankila ya sin k guiris se estén haciendo gayolas en los matorrales pic.twitter.com/g23ABuvRSK
— an6ie.hub𖤐 (@RxbbitKhe) July 10, 2024
Asegura que las estaba siguiendo
Tal y como se puede ver en el vídeo que adjunta Angie (así se llama la chica en la red social), le dice a un hombre a varios metros de distancia que se aleje y saca la réplica del arma de la mochila mientras le apunta.
Angie ha explicado que llevaba el arma porque tenía que llevarla a reparar después de pasar el día en la playa. Además, la joven ha detallado que el hombre estaba, presuntamente, siguiéndolas.
Pena por masturbarse en público
Masturbarse en público sólo se considera delito de exhibicionismo y provocación sexual cuando el que ejecuta o hace ejecutar a otros actos de exhibición obscena lo hace ante menores de edad o incapacitados legalmente y supone una pena de prisión de seis meses a un año o multa de 12 a 24 meses.
En los casos en los que el acto se produce ante mayores de edad con plenas capacidades, no se considera un delito sino que es una "infracción leve" de la Ley de Seguridad Ciudadana, que en su artículo 37.5 considera como tal "ejecutar actos de exhibición obscena, cuando no constituya infracción penal". Es decir, cuando la persona no sea ni menor ni discapacitada. La sanción administrativa por estos actos va desde los 100 hasta los 600 euros.