Todo lo que ocurre en África suena como un eco lejano, como guerras que Occidente no comprende, en las que no se implica, a pesar de que la motivación de esas guerras sean principalmente geopolíticas. Pasaba así en el pasado y continúa esta dinámica en el presente. El pasado mes de abril se cumplieron 30 años del genocidio de Ruanda, del que se sigue sin comprender su historia y que a día de hoy, en cierta medida, permanece al extenderse hasta el Congo.
La periodista y escritora Rosa Moro, autora del libro 'El genocidio que no cesa', cree que la desinformación es lo que "mantiene con vida" el genocidio en Ruanda. La falta de detalles y “contarlo al revés” ha provocado que “los criminales puedan estar 30 años matando a pueblos enteros sin que nadie les moleste”.
Una historia mal contada
Así lo ha manifestado durante la presentación de su obra, publicada en 2022, en Casa África este martes, un evento motivado por la conmemoración de las tres décadas del genocidio en Ruanda que costó más de 800.000 vidas y que, a pesar de venderse como una guerra de etnias, más bien se trató de una batalla de clases, cuya violencia se ha expandido y continúa bañada por la desinformación y la falta de implicación internacional.
Para la periodista, que pertenece a la Federación de los Comités de Solidaridad con África Negra, conocidos como "Umoya", la guerra de Uganda - en la que han fallecido misioneros amigos suyos asesinados por el FPR, actual gobierno del país - “se contó al revés de lo que fue y ni siquiera se ha dicho la fecha de comienzo”.
Siguen las matanzas
Esa versión sesgada del conflicto continúa siendo vigente, pues después de 30 años, “se siguen produciendo matanzas y masacres” y “ahora se ha movido a la República Democrática del Congo, y es asombrosamente invisible”.
"En 2005 publicamos un libro, ‘El genocidio del que no se habla’, que ya señalaba que las matanzas se habían trasladado al Congo. Estamos en 2024, en 2022 publicamos el nuevo libro, y seguimos igual: se siguen produciendo matanzas y el mundo no lo ve", atestigua Moro.
Injusticia
Según la periodista, el problema radica en la manera en que se ha presentado el papel del Frente Patriótico Ruandés (FPR) en el conflicto. "Se dice que el grupo que salvó a Ruanda del genocidio es el FPR, y en realidad fue el principal instigador de todo. - explica - Es verdad que los tutsis sufrieron un genocidio que fue terrible, un genocidio de verdad que no se puede negar de ninguna manera, pero los hutus sufrieron un genocidio aún mayor infligido por el FPR, que se erigió en salvador", explica.
Para Moro, esta narrativa oficial ha sido una injusticia histórica con las víctimas, “que todavía hoy se siguen produciendo, porque siguen aniquilando a todos los hutus, a todas las poblaciones originarias del este del Congo, que se quieren anexionar".
Explotación sistemática
La guerra que vive la región de los Grandes Lagos (Congo, Ruanda, Burundi, Uganda) “iniciada en 1990 continúa siendo la más mortífera desde la Segunda Guerra Mundial, con más de 10 millones de víctimas”, cuenta Moro durante su exposición.
La periodista denuncia la desinformación que minimiza o tergiversa estos hechos, presentándolos como luchas internas en lugar de conflictos geoestratégicos motivados por el saqueo de recursos como el cobalto, vital para la tecnología moderna. Según Moro, la explotación sistemática por parte de elites locales aliadas con potencias extranjeras, como Estados Unidos, perpetúa la violencia, mientras que los medios de comunicación, al omitir el contexto, invisibilizan esta tragedia global.
A pesar de décadas de lucha, el contador de víctimas se detuvo hace años, y la comunidad internacional sigue sin actuar, perpetuando la impunidad de los responsables, asegura. "Es una injusticia que la humanidad no mire hacia esta parte del mundo", concluye, subrayando que solo la información veraz puede cambiar esta dolorosa realidad.
La desinformación global
“En las guerras lo primero que muere es la verdad”, recuerda la especialista en África. Y el problema global de la desinformación “hace que la gente no preste atención, no se identifique y que los criminales queden impunes”. Para ella, es esa desinformación y, por tanto, impunidad la que mantiene con vida un conflicto de este calibre: “Hace que puedan estar 30 años matando a pueblos enteros sin que nadie les moleste".
En su opinión, "el mundo está en una situación de locura absoluta, no solo en África, también ahora en Palestina, y la desinformación hace que nadie mire, ni quiera parar" los conflictos. Y un ejemplo para ella es como “cuando fue la guerra de Irak salimos un millón de personas a la calle en Madrid” y “ahora están cometiendo un genocidio en Palestina y lo estamos viendo sentados en el sofá comiendo palomitas, nos estamos volviendo un poco locos y eso se logra con la desinformación mantenida", expone.