Al ritmo de las chácaras, con sabor a vino y papas arrugadas y bajo un sol infatigable miles de personas se dieron cita este domingo para celebrar la romería de Tegueste en Tenerife, una de las festividades populares más multitudinarias de la isla, tras tres años de parón por culpa de la pandemia.
La expectación por la festividad en honor a San Marcos Evangelista colapsó las tiendas de venta de trajes típicos en los días previos a la celebración, que reunió a más de 30.000 personas, según cifras del Ayuntamiento, quienes lucieron sus mejores galas y mostraron con orgullo los detalles bordados de sus chalecos y faldas.
Arranque de temporada
De esta manera Tenerife da el pistoletazo de salida a la época de romerías en toda Canarias, una fiesta que honra en numerosos pueblos del archipiélago las tradiciones y costumbres tanto aborígenes como las establecidas tras la conquista por parte de España a comienzos del año 1500, vinculadas en especial a la agricultura y la ganadería.
La jornada estuvo marcada por el andar de las 18 carretas decoradas por los vecinos con esmero, quienes realizan grandes dibujos formados por pequeñas semillas tostadas para luego desfilar por las calles de Tegueste repartiendo vino, papas arrugadas, pellas de gofio e incluso carne.
Cantos al patrón
Grupos folclóricos amenizaron la jornada cantándole al patrón del municipio, San Marcos Evangelista, a la memoria de los antiguos habitantes de Tenerife, los guanches, y a las historias de amor de un tiempo en el que la vida de los pueblos era acotada y los desplazamientos casi una odisea.
De uno de esos viajes nació esta tradición que durante más de 50 años ha colapsado de sabores, olores y cantos de júbilo las calles del pequeño municipio tinerfeño, donde durante el año residen únicamente 11.000 personas, cuando un grupo de coros y danzas de Tegueste asistió en 1967 a la romería de Garachico, situada en el extremo norte de la isla.
Al regresar a la villa, los teguesteros decidieron celebrar su particular fiesta en honor a San Marcos Evangelista y en 1969 echaron a andar un evento que ya es todo un símbolo de la identidad isleña y que sufrió por culpa de la pandemia de la covid-19 el único parón de su historia.
Preparativos
Los preparativos comenzaron hace meses, con la confección de los trajes, las decoraciones y las carretas, pero también hoy bien temprano, con la preparación de los puestos de venta de comida y bebida, así como el desplazamiento de las cabras, burros y bueyes de los ganaderos de la zona.
Uno de ellos, José Carlos, explicó a EFE con un vaso de vino en la mano que él mismo llevaba desde las cinco de la mañana en el centro del pueblo, alistando a sus cabras junto a varios familiares.
Nervios
Para otro grupo cercano, los nervios son la cuestión principal. Uno de ellos, Eduardo Cabrera, indicó que esta es una ocasión especial “porque hace tres años” que no estaba permitido reunirse en un espacio como este, donde “estar todos, compartir la comida tradicional y celebrar la cultura canaria”.
Tras el recorrido realizado por el santo y las carretas, la gente comenzó a resguardarse del sol y disfrutar bailando bailes típicos como las isas y tajarastes, calentando motores para el resto de una jornada que se espera celebre por todo lo alto el regreso de las festividades tradicionales.