Año tras año los resultados de Canarias en el informe PISA se alejan de lo deseado. Matemáticas, lectura y ciencias son las asignaturas pendientes en el Archipiélago. La presión de mejorar los índices del alumnado persigue al profesorado canario, que ve dificultada su labor ante un panorama lleno de obstáculos, como los ratios de las aulas, la falta de docentes y las cuestiones sociales que atraviesan a los propios estudiantes.
Así lo señala tanto Gerardo Rodríguez, portavoz del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Canarias (STEC), y Emma, profesora de Matemáticas, quien se encuentra en su día a día con un panorama un tanto desolador que cuesta cada vez más afrontar al no ver soluciones por parte de las instituciones.
Factores sociales
Todo docente desea que su alumnado salga adelante con las mejores notas posibles. Esto se percibe fácilmente en la Prueba de acceso a la universidad (PAU), donde Canarias destaca con buenos resultados, cuenta Rodríguez. Sin embargo, encontrarse cierto panorama en las aulas dificulta la labor del profesorado que trata de “mantener la calidad educativa” y “se siente presionado” por informes como el PISA a la vez que “intenta suplir las carencias educativas de las Islas”, como que “no se alcance el 5% del PIB”.
El portavoz del sindicato apunta que en el caso del informe PISA, se trata del “resultado de muchos factores”, entre los que destaca la etapa educativa que se analiza, donde se suma la edad del alumnado evaluado (15 años) y que es de las etapas donde los ratios son más elevados y menos profesorado hay, además de cuestiones sociales tales como las situaciones de familias desestructuradas o en situaciones desfavorables, lo que supone en muchos casos falta de apoyo educativa o falta de un espacio en casa para estudiar, entre otras situaciones.
Situaciones complicadas
Emma imparte una de las asignaturas que peores resultados tiene del Archipiélago. En comparación con el anterior informe PISA, la comunidad sufre un descenso significativo en competencias matemáticas del -13%. Lleva dando clases “muchísimos años” en distintos centros educativos y desde su experiencia señala que cada vez se encuentra con situaciones más complicadas.
Como profesora utiliza distintas herramientas para facilitar el aprendizaje del alumnado y realiza pruebas para conocer donde necesitan más ayuda, pero hay otros aspectos en los que ella no puede hacer mucho más. Es el caso de la implicación de las familias, el aumento de estudiantes con trastornos de conducta y la falta de medios.
Falta de medios
“Se nota la diferencia entre centros. No es lo mismo un instituto en Güímar que en La Laguna”, indica, pues “depende del apoyo del centro y las familias” y es un factor que “se percibe muchísimo”. La profesora señala que “es una problemática complicada” porque se ve “poca implicación de los padres” debido a “muchos problemas sociales” y que “cada vez el alumnado llega peor”.
A esto se suma la mayor presencia de alumnado con “trastornos de conducta”, lo que genera la necesidad de contar con apoyo en las aulas. El problema es que “muchos centros no cuentan con auxiliar”, aunque “sea una demanda que se manifiesta desde hace años”, expone Emma. “No se puede llegar a cumplir los objetivos porque muchas veces tienes que sentarte con ellos a hablar” y “para buenos resultados, se necesita un buen entorno”.
Como profesora, considera vital que las administraciones y los políticos a cargo conozcan la realidad que se vive en los centros: “ya me gustaría que se acercaran a las aulas y se gozaran nuestro día a día”, expresa mosqueada.