Cuando vamos a la playa intentamos completar nuestra experiencia con un buen plato que nos lleve directos a dormir la siesta. En muchos casos, la oferta de los chiringuitos cumple las expectativas, pero en otros todavía buscamos un restaurantes de mantel blanco y copas limpiar donde degustar un buen menú.
Cada vez buscamos experiencias más sofisticadas para el disfrute de todos nuestros sentidos. Ya no nos vale solo con el placer del gusto y el olfato al disfrutar de una cena, también queremos llenarnos la vista con impresionantes panorámicas del océano y el oído con el rugido de las olas. Todo en una misma velada, una vivencia en la que no nos falte de nada.
Ya no consumimos tantos bienes u objetos, ahora lo que demandamos es vivir experiencias como contemplar el atardecer desde ese mirador o cenar en ese restaurante tan renombrado. En muchas ocasiones un denominador común de estas vistas tan deseadas es el mar y en Canarias, con nuestro Atlántico omnipresente, vamos sobrados.
Además, en el plano gastronómico, el archipiélago ha dado un salto gigantesco en las últimas décadas, con la apertura de bares y restaurantes regentados por cocineros que han ampliado las fronteras de nuestros paladares con una oferta que nos permite degustar las más variadas recetas sin salir de nuestras islas.
El Olivo
En la costa oeste de Tenerife, desde donde pueden contemplarse los mejores atardeceres de la isla, se ubica el restaurante El Olivo, en el Hotel Barceló Santiago. Asomado al Altántico y los acantilados de Los Gigantes este establecimiento ofrece una experiencia gastronómica que sus clientes puntúan con sobresaliente, otorgándole un 8,7 sobre 10 en The Fork, además de un 4,5 sobre 5 en Tripadvisor.
Algunos de los comensales destacan, como plato más afamado, el risotto de setas silvestres que el restaurante ofrece como única elaboración con arroz. De hecho, en El Olivo predominan los platos de carne y el pescado, con menús prestablecidos con distintos precios e inspiradores nombres de arragio local.
Menús Drago, Teide y Los Gigantes
Los menús cerrados están compuesto por entrantes a compartir, pausa con sorbete de limón, plato principal, degustación de postres variados y selección de vinos para cada plato. A un precio de 50 euros por comensal sirven el menú Drago, con croquetas caseras de chipirones en su tinta; ensalada de rúcula, queso crema, remolacha asada y avellanas garrapiñadas; y burrata sobre mix de tomates reliquia, anacardos y avellanas bañadas con pesto de rúcula. Como plato principal, lubina a la parrilla con hinojo y verduritas o carrilleras de ternera rosada en reducción de oporto.
Como alternativa disponen del menú Teide por 60 euros, que incluye como entrantes carpaccio de pulpo con parmesano, piparra y alcaparra con vinagreta de lima y aove; tabla de chacinas ibéricas; y burrata al estilo de la casa. Como principal, rodaballo con bearnesa de cebollinos con papas bonitas, acelgas y espinacas o solomillo de ternera a la parrilla con gratén de dauphinoise.
Finalmente, el menú Los Gigantes tiene un coste de 75 euros y, como entrantes, viene con tabla de chacinas ibéricas y aceitunas; ensalada de rúcula, queso crema, remolacha asada y avellanas garrapiñadas; burrata; y vieiras grilladas sobre puré de boniato y reducción de jugo de crustáceos. De principal, rodaballo con bearnesa de cebollinos con papas bonitas, acelgas y espinaca o lomo bajo de wagyu a la parrilla.