La representante de una tribu amazónica en Canarias: “Me entristece que dejen a sus mayores solos"

Ehuana Yaira ha dado una ponencia en el II Congreso de Cuidados, celebrado en Gran Canaria, en la que ha explicado los cuidados ancestrales de la comunidad Yanomami, muy distintos a los de las poblaciones europeas

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Ehuana Yaira, representante de la tribu Yanomami desde la selva Amazónica de Brasil / ATLÁNTICO HOY
Ehuana Yaira, representante de la tribu Yanomami desde la selva Amazónica de Brasil / ATLÁNTICO HOY

En la espesura de la selva amazónica de Brasil vive la comunidad Yanomami. Ehuana Yarai, representante de la tribu, ha viajado a más de 6.000 kilómetros de su hogar para visitar “la tierra de los blancos” y dar a conocer a esa cultura tan diferente a la suya la lucha y resistencia de su pueblo, que enfrenta retos ambientales y de salud. 

Toda esta lucha está marcada por la fuerza de mantener siempre presente su identidad y su profundo sentido de comunidad que les caracteriza, y que no ven igual en la cultura occidental. “Me entristece cómo los blancos dejan que sus mayores vivan la vejez solos”, subraya la líder indígena. 

Respeto a los mayores 

Yarai destaca que “las yanomami saben cuidar”. Para ella es algo que los define y en este sentido, la responsabilidad que sienten por sus ancianos es uno de los pilares de su comunidad. “Mi madre me cuidó cuando yo era joven, ahora ella es mayor y no puede conseguir comida para nosotras, por eso nuestro deber ahora es alimentar y cuidar a mi madre”, cuenta. 

En la comunidad yanomami, cuidar de los mayores no es solo un acto de retribución, sino un deber colectivo. Los ancianos, como la madre de Yarai, son rodeados de hijos, nietos y sobrinos, en un círculo familiar que asegura el cuidado mutuo.

Diferencias culturales

Para ellos, dejar a un anciano solo es inconcebible. “Nosotros cazamos, pescamos y recolectamos en la selva para ella”, explica, subrayando la reciprocidad que define sus relaciones. "Siempre cuidamos y cargamos a nuestros hijos, aunque tengan tres, cuatro o siete años, los cargamos en nuestros hombros mientras llevamos cestas de leña".

Este sentido de comunidad contrasta con lo que observa en la sociedad occidental, donde, según comenta, las personas mayores a menudo pasan sus últimos años en soledad. Yarai muestra desconcierto y pena por el hecho de que en la cultura de los “blancos” se permita que los ancianos envejezcan solos: "No entendemos cómo, teniendo tantas cosas, las personas mayores de los blancos están solas. Para nosotros, es justo cuidar de todos”.

Cáncer de útero

Sin embargo, la llegada de enfermedades desconocidas ha afectado las Yanomami. A medida que han entrado en contacto con el mundo exterior, han visto aparecer dolencias que antes no existían en su comunidad, como el cáncer de útero, que está causando gran preocupación. “Cuando vienen los buscadores de oro, tienen relaciones con mujeres muy jóvenes. Ellos están trayendo las enfermedades”, critica. 

“Cada vez son más las mujeres que presentan síntomas de cáncer de útero, y estamos asustadas porque no tenemos un tratamiento”, expone Yarai. Las mujeres enfermas son transportadas en avioneta hasta Boa Vista, la ciudad más cercana, y suelen pasar meses en el hospital sin comunicación con sus familiares debido a la falta de tecnología. Esta desconexión es desgarradora para las Yanomami, que ven a sus seres queridos alejarse de la comunidad sin saber si volverán.

Indígenas de la comunidad yanomami / EFE
Indígenas de la comunidad yanomami / EFE

“Enfermedades de los blancos”

La comunidad Yanomami también enfrenta retos para comprender las enfermedades introducidas desde fuera. Yarai relata cómo, al ver síntomas de lo que en la medicina occidental se diagnostica como demencia en su madre, la comunidad lo atribuye a la pérdida de sangre que ella sufrió recientemente. 

En sus palabras, el concepto de demencia no forma parte de la tradición Yanomami; lo interpretan de acuerdo con sus experiencias, como una manifestación del deterioro físico tras eventos traumáticos o agotadores, y consideran que la anciana tiene la “conciencia alterada”. Denominan a estas enfermedades desconocidas “enfermedades de los blancos”. 

Sin atención médica

Ante la falta de infraestructura médica adecuada, las personas deben caminar hasta un puesto sanitario remoto en la selva, donde los recursos médicos son limitados, con solo unos pocos medicamentos básicos como paracetamol y amoxicilina. 

La atención médica especializada es escasa, y el acceso es difícil para una comunidad que vive aislada y se enfrenta a enfermedades que antes eran desconocidas.

Incendio en la Amazonía / EFE
Incendio en la Amazonía / EFE

Cuidado de la selva y la comunidad

Yarai, en su ponencia en el II Congreso de Cuidados, celebrado en Gran Canaria los días 13 y 14 de noviembre, y ante los medios, también expresa su frustración ante la amenaza de la deforestación y el impacto de los invasores en su tierra. 

Deja como mensaje final esta reflexión: "Llegué a esta tierra de los blancos desde mi tierra lejana, donde tenemos muchos problemas. Por eso me gustaría que escucharan mis palabras. Hay algunas personas blancas que son un poco ignorantes y están destruyendo la selva, por eso los Yanomami queremos juntarnos con los blancos para entre todos cuidar la Selva y a las comunidades”.