El concepto de quema prescrita o controlada aparece siempre que se produce un incendio forestal. El último ha sido en la isla de Tenerife y, mientras los dispositivos de la noche se encargan de proteger los núcleos poblacionales de los dos municipios más afectados, los equipos de extinción realizaban estas quemas controladas para establecer una línea de defensa.
Esta puede definirse como un uso controlado del fuego para reducir la vegetación bajo unas condiciones específicas que permiten fijar la intensidad de fuego y la cantidad de combustible a eliminar según el objetivo propuesto. No solo son utilizadas durante los incendios forestales, también se usan para favorecer determinados hábitats, eliminar formaciones arbustivas de forma selectiva o como método de prevención para los incendios reduciendo las cargas de combustible forestal.
Método de prevención
Las quemas prescritas pueden facilitar el control del combustible forestal desde una perspectiva coste-eficiente, es decir, se reducen los costes frente al desbroce mecánico. Además, también son utilizadas como actividad formativa para estudiar el comportamiento del fuego que puede ser usado en las tareas de extinción de incendios forestales y en el uso del contrafuego. “Antaño las quemas las realizaban los agricultores y ganaderos para limpiar el campo y crear pastos. En la actualidad, estas quemas las hace personal especializado que, además de realizarlas con eficacia y seguridad, controlan que no afecte negativamente al ecosistema”, explica el Cabildo de Gran Canaria.
“Las quemas prescritas imitan los fuegos que, de manera natural, ocurren en la naturaleza”, continúa explicando la administración. Existen, además, diferentes tipos aunque los más comunes se clasifican en función de la superficie cubierta y se dividen en quemas prescritas y quemas controladas de residuos. Las primeras se realizan en toda la superficie forestal —desde unas pocas hectáreas hasta varios miles— y las segundas consisten en apilar material combustible en pilas y quemarlo por separado.
Durante el incendio
Las zonas donde se realizan quemas prescritas son conocidas como áreas de baja carga. Pero es importante saber que “estas zonas no son cortafuegos, ya que no frenan el incendio, lo que hacen es evitar el comportamiento extremo del incendio”. Por tanto, da una oportunidad a los bomberos para poder apagar el frente, disminuye la velocidad de propagación por lo que facilita su extinción, reduce el lanzamiento de pavesas, reduce los daños al ecosistema y ayuda a defender infraestructuras o zonas estratégicas.
Asimismo, dependiendo de cómo se propagan las llamas respecto al viento y si se produce ladera arriba o ladera abajo, existen diferentes tipos de quemas controladas. Fuego de cola —se realiza en dirección contraria al viento, por lo que se mueve más lentamente que otros tipos—, fuego en cabeza —se produce ladera arriba por lo que se propaga rápidamente y produce un calor intenso—, fuego en franjas —realizado en diferentes partes separadas unas de otras en dirección a la zona donde empezaría un fuego en retroceso—, fuego en flancos —se realiza en líneas controladas y paralelas al viento—, fuego en puntos —se sigue un esquema de cuadrículas por puntos para reducir la intensidad de las llamas y obtener un mejor control debido a cambios meteorológicos imprevistos— y fuego en anillos —se realiza en forma de círculo, comenzando en el perímetro y moviéndose hacia el centro y requiere cortafuegos o zonas ennegrecidas que rodeen la zona y un personal muy capacitado—.