Septiembre de 1893, Nueva Zelanda se convierte en el primer país en aprobar el voto femenino a las mujeres mayores de 21 años. En 1919 las neozelandesas pudieron presentarse por primera vez a las elecciones y la primera en llegar a la cámara del país fue Elizabeth McCombs, en 1933. El sufragio femenino fue uno de los grandes acontecimientos de la historia del feminismo, le siguió el acceso universal a la educación, a decidir sobre sus cuerpos y el aborto, la democratización de ciertos códigos de vestimenta o la protección social laboral en caso de embarazo.
8 de marzo de 2024, ha llovido mucho desde la primera vez que las mujeres tomaron las calles, alzaron la voz, unieron fuerzas y reivindicaron un cambio real en la sociedad, pero aún se sigue luchando para conseguir igualdad real. ¿Qué hace falta para que exista en Canarias? ¿Qué falla? ¿Cuánto tardará la sociedad en conseguirlo?
La igualdad de género en Canarias
Una diferencia de 30 puntos separan la igualdad en Canarias de la desigualdad. El último Barómetro de Igualdad y Diversidad del Archipiélago (BIDA) así lo plasma, 71,9 puntos de 100 —que representarían la equidad total en todos los aspectos de la vida diaria—.
Según este informe, Canarias está dentro del ranking en el puesto número 12 detrás de otros países como Suecia, Dinamarca, Países Bajos, Francia o Finlandia en materia de igualdad.
En total se analizaron 61 indicadores y ninguno de ellos se acerca al 100% que requiere la equidad entre géneros.
El empleo
Las mujeres acceden menos y en peores condiciones al empleo a pesar de estar más formadas, lo que está vinculado a una menor presencia de hombres en puestos de cuidados, reforzando así los roles de género.
Esto tiene un impacto notable en las desigualdades de género en salarios, el logro profesional o la calidad del empleo. En lo que se refiere a corresponsabilidad, el 75% de quienes asumen las tareas del hogar en solitario son mujeres.
En el ámbito laboral, del total de personas afectadas por regulaciones de empleo, que vieron reducida su jornada de trabajo, casi el 90% fueron mujeres.
8 de cada 10 personas que se autocalifican inactivas por dedicarse a las “labores del hogar” son mujeres y 95 de cada 100 abandonan su trabajo para cuidar de menores o personas en situación de dependencia.
Empresarias empoderadas
Los datos pueden mejorar y en ese camino están las mujeres que han creado sus propias empresas el pasado 2023.
Las cámaras de comercio de Canarias han remitido a Atlántico Hoy datos de la Ventanilla Única Empresarial (VUE) que muestra aquellas mujeres que han pedido asesoramiento y que finalmente han consolidado una empresa.
En cuanto a la Cámara de Comercio de Santa Cruz de Tenerife, desde 2017 son más las mujeres que crean empresas que los hombres. Sólo en 2023 un 54% de las nuevas sociedades fueron de mujeres frente al 45% de los hombres a nivel provincial.
A nivel insular, en la Cámara de Comercio de Gran Canaria fueron 491 personas las que accedieron a la VUE para crear su comercio, un 52% hombres y un 48% mujeres, una diferencia bastante reducida. En la Cámara de Comercio de Fuerteventura las altas totales en 2023 fueron 37, de las cuales 19 eran mujeres, un 51,4%, por último en la Cámara de Comercio de Lanzarote y La Graciosa se ayudaron a crear 103 empresas, de las cuales 58 fueron creadas por mujeres (el 56,31% del total), además, esta cámara de comercio ha notado un incremento del 34,44% en las empresas creadas por mujeres —algo está cambiando—.
La brecha de salario
El resto de mujeres, las que no pueden acceder a crear su propia empresa, está limitada por un salario desigual. Las mujeres en Canarias ganan menos que los hombres, casi un 16% menos cada mes, siguiendo el estudio que analiza los indicadores de igualdad del Gobierno regional.
Además, las mujeres presentan peor situación en ingresos anuales, en relacion con la pobreza y con la distribución de la riqueza.
¿Mucha igualdad para las mujeres?
Mientras las mujeres siguen con el percal de la desigualdad inundando cada ámbito y sector social: trabajo, educación, salarios, incluso el tiempo libre que disponen para —simplemente— vivir, una encuesta reciente del Centro de Investigacoines Sociológicas (CIS) sobre las percepciones de la igualdad entre hombres y mujeres y estereotipos de género inundó la prensa nacional el pasado mes de enero.
El titular: "Un 44,1% de los hombres cree que la promoción de la igualdad ha llegado tan lejos que ahora se les discrimina a ellos". Según la información recopilada por el CIS, de los hombres que votaron a Vox, el 88,1% reportó sentir esa discriminación; el 66,1% del PP; el 22,4% del PSOE, y el 9,5% de Sumar, ¿tendrá algo que ver la aparición de nuevos partidos reaccionarios?
De regreso al pasado
Aborto legal, lenguaje inclusivo, perspectiva de género y acabar con la violencia machista parecen las bases que asientan un feminismo avanzado, una sociedad que está en otro punto, que ya no debe preocuparse por el derecho al voto o por su vestimenta. Quizás le suene al lector unos hombres que han conseguido acaparar el centro de atención con sus ideologías extremistas: Javier Miley y Nayib Bukele.
Ambos han anunciado públicamente que quieren acabar con las conquistas del movimiento feminista en sus respectivos países, lo que topa de frente con una afirmación que no debe pasar al olvido, lo difícil no es conseguir los derechos, lo verdaderamente difícil es no perderlos.
¿Hay vida después de las mujeres?
Es fácil imaginar un mundo sin mujeres ¿no? Al menos para la inteligencia artificial lo es. El por qué las mujeres son esenciales para la vida misma es evidente, ¿te imaginas un mundo sin ellas? ChatGPT sí.
Los sistemas de cuidado de la salud y la educación se colapsarían. Muchos sectores económicos, como la atención médica, la educación y el cuidado infantil, sufrirían una grave escasez de personal.
El mercado laboral sufriría un shock inmenso. Muchas industrias perderían trabajadoras cualificadas y experimentadas, lo que provocaría una disminución significativa en la productividad y la innovación. La mano de obra disponible se reduciría drásticamente, lo que llevaría a una escasez de trabajadores y a un aumento de los costos laborales.
Con la mitad de la población desaparecida, la tasa de natalidad se reduciría a cero. A medida que las generaciones envejecieran, habría una disminución masiva en la fuerza laboral y un aumento en la dependencia de los ancianos.
Los roles de género experimentarían un cambio radical. Los hombres se verían obligados a asumir responsabilidades tradicionalmente asociadas con las mujeres, como el cuidado de los niños y el mantenimiento del hogar.
Parece un mundo triste, y no, tampoco sería igualitario.
¿Qué hace falta?
Volviendo a la pregunta principal de este 8 de marzo, cuando las mujeres llenen las calles de las principales capitales de Canarias, ¿qué hace falta para que exista una paridad real? Lucha, cambio social y que esos 30 puntos que distan entre la desigualdad y la igualdad se conviertan, algún día, en cero.
Porque no, claro que no habrá igualdad hasta que no deje de haber mujeres explotadas sexualmente, mientras tengan que luchar el doble que los hombres para alcanzar la misma posición en una empresa —para luego ganar menos—, ni habrá igualdad mientras haya países que no permitan el aborto o que impongan códigos de vestimenta. Tampoco la habrá mientras sigan pasando miedo al caminar solas por la calle, mientras las encuestas sigan revelando que los hombres sienten que las mujeres tienen demasidos derechos, mientras haya piquitos sin renuncias, cineastas acusados de acoso, directores denunciados por violencia sexual y manadas en las calles de cualquier país. Este 8 de marzo las mujeres y los hombres que luchan por la igualdad saldrán a la calle y lo harán hasta que no haga falta. Por las que están, por las que estuvieron y por las que estarán, hoy es el Día de la Mujer, que se note.