Más de un centenar de vecinos de Puerto Naos, evacuado al igual que el núcleo de La Bombilla desde el inicio de la erupción volcánica en La Palma, de la que se cumple un año, se han reunido en la calle para expresar su indignación e incredulidad y urgir soluciones.
Indignación porque consideran que ni las administraciones ni la comunidad científica han dado respuestas ni alternativas ante su delicada situación y que se veta cualquier opinión alternativa, e incredulidad porque dudan de la letalidad de las concentraciones de CO2 y del origen de las emanaciones.
Todo ello apenas dos horas antes de que la comunidad científica haya recibido en la capital de La Palma un homenaje por su labor durante la emergencia volcánica y ahora en la fase posteruptiva.
Restaurante afectado
Pedro Moisés Calero, propietario de dos restaurantes en Puerto Naos, donde también tiene su vivienda, se ha quejado de que "va a hacer un año y no nos aportan ninguna solución sino negatividad. El 95% de los que estamos aquí no nos creemos nada de lo que nos están diciendo", ha aseverado. Ha criticado que no les hagan caso cuando piden que les dejen "abrir el agua" porque de esta manera cree que remitirían las concentraciones de gases, y que cada vez que hay una reunión con los gestores de la emergencia y con los científicos lo único que estos hacen es "meter miedo y vallar".
Preguntado por la zonificación de Puerto Naos para permitir la vuelta gradual de los vecinos en las zonas con mejor calidad del aire, posibilidad en la que trabaja el plan insular de emergencias (Peinpal), este vecino ha remachado: "Eso es inviable. Sería incontrolable". E insiste en la "solución muy primitiva, básica, a coste cero", que supondría "dejar abrir el agua, que vaya por pozos negros, y ventilar" las viviendas.
Calero ha deslizado que detrás de la gestión de esta emergencia hay "intereses" porque "hay gente que esta viviendo muy bien de nuestra situación", y se ha quejado de que "el que es químico se ha vuelto vulcanólogo" y viceversa.
Vecino que no ha vuelto a casa
Francisco Aguiloche, también vecino de Puerto Naos, ha coincidido en que "se dice que hay gases y que no se puede entrar a por nuestras cosas. Pero que de 365 días no haya una hora en la que no haya ese nivel óptimo -de calidad del aire- para retirar enseres es algo que cuesta creer", ha indicado. Del mismo modo, pide que las autoridades y los científicos contemplen "posibles medidas", como la ventilación de los inmuebles o la circulación del agua por las cañerías.
Aguiloche ha relatado que tras verse forzado a abandonar su casa recibió ayudas procedentes de donativos pero rechazó la opción de alojarse en un hotel de Fuencaliente, porque "no puedo paralizar mi vida y mi trabajo". Y es que para acceder a su puesto de trabajo, como monitor de Cáritas, aunque también trabaja de dj, habría tenido que "dar la vuelta a la isla cada día".
Al no encontrar "una solución" por parte de la administración y conociendo "cómo está el alquiler" en el Valle de Aridane, optó por una hipoteca personal con un banco para instalarse en una vivienda el pasado febrero. Aunque está "prácticamente vacía porque mis cosas están aquí cerradas", ha indicado señalando a las vallas que cortan el acceso a Puerto Naos.
Límite sobrehumano
Otra afectada, Rosana Simón, ha contado que la situación es "bastante complicada" y que los vecinos y los empresarios de la zona lo están "pasando verdaderamente mal. La situación sobrepasa cualquier límite humano. Hasta cierto punto hay que entender que la situación es muy compleja", ha dicho esta mujer cuyos padres tenían un negocio en Puerto Naos; también en esta fase posteruptiva por la presencia de gases, "que como dicen son nocivos... hasta cierto punto", agregó.
Lo que ella pide es "más información" sobre las mediciones diarias de los gases, "y que se tomen medidas. Estamos un poco abandonados", ha finalizado.