La que durante muchos años fue la isla más pequeña de Canarias —antes de que La Graciosa se uniera a las siete maravillas— tiene tantos encantos que son difíciles de enumerar. Desde la vegetación frondosa a las aguas turquesas, El Hierro tiene kilómetros para los amantes del mar y de la naturaleza.
En sus 268 kilómetros de superficie destaca un pueblo marinero que presume de tener una de las mejores piscinas naturales de Canarias y un solárium que bordea el agua para disfrutar tomando el sol. Este enclave irrepetible se llama El Tamaduste, en la costa de Valverde.
Un pueblo único
En El Tamaduste predomina el color blanco de las fachadas de las casas pegadas al litoral y el turquesa del agua, halagada a nivel internacional por su calidad y escogida diariamente por los buceadores más experimentados que aprecian el entorno y lo situan entre sus favoritos.
Cuando la tranquilidad del agua lo permite las personas aprovechan para sacar las tablas de pádel surf y adentrarse en el mar en una piscina que tiene una forma circular casi perfecta. Además, los accesos permiten la llegada a personas con movilidad reducida para que todo el mundo pueda disfrutar de un espacio mágico sin restricciones. El paseo por el pueblo es obligatorio y todas las calles desembocan en la gran piscina.