Psicólogos señalan la sobreprotección de los padres como principal causa de los trastornos mentales

Tamara Cabrera ha explicado que se han mantenido situaciones en el colectivo juvenil que están más relacionadas con la educación familiar, el entorno escolar y el uso de las redes sociales que con los posibles problemas derivados de la pandemia

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Imagen alusiva a la salud mental. / UNSPLASH - ÜMIT BULUT
Imagen alusiva a la salud mental. / UNSPLASH - ÜMIT BULUT

El Colegio de Psicología de Santa Cruz de Tenerife ha informado este lunes de que el “aumento imparable" de trastornos mentales en la población joven, que en un primer momento se atribuyó al impacto de la pandemia de la COVID, se debe en mayor medida a la sobreprotección y la poca tolerancia a la frustración.

Así, la secretaria de la junta del ente colegial, Tamara Cabrera, ha explicado en un comunicado que se han mantenido situaciones en el colectivo juvenil que están más relacionadas con la educación familiar, el entorno escolar y el uso de las redes sociales que con los posibles problemas derivados de la pandemia.

Origen de los trastornos

Sobre el origen de estos trastornos, Cabrera indica la educación recibida por parte de los padres como el primer factor determinante porque, advierte, “la frustración se educa”.

"Si yo educo dando todo, incluso antes de que se pida, no enseño a saber diferenciar qué se necesita de verdad, porque todo me viene dado. Por lo tanto, cuando llegue el momento en el que mi hijo quiera algo y no lo tenga, no va a tener herramientas para soportarlo ya que no ha aprendido estrategias para lidiar con la frustración o para aprender a esperar a que las cosas se den o luchar por ellas", argumenta Cabrera.

Momento social difícil

Además, la psicóloga agrega que estamos en un “momento social difícil a muchos niveles, así que esa frustración se acusa", y pone como ejemplo las notas medias excesivas para acceder a las carreras universitarias, la escasa oferta laboral y los altos precios para independizarse.

"Todo esto influye en que cuando estas generaciones deben adaptarse a estos cambios les cueste avanzar, ya que esta realidad no corresponde con la que venían viviendo. Algo que no solo afecta al ámbito profesional-laboral, sino también al de las relaciones emocionales”, expone.

Asimismo, apunta que las redes sociales hacen flaco favor a la convivencia con la frustración pues en ellas se publica parte de lo que la personas es o vive, una parte que "no es 100% real" y en la que siempre se muestra únicamente lo positivo, dejando de fomentar muchas veces el pensamiento crítico y motivando a las comparaciones y a que se quiera vivir determinadas ocasiones de una manera concreta. "Algo que si no se cumple, termina frustrando”, añade.

Recomendación

Como recomendación, Cabrera destaca que lo más importante es educar en el acompañamiento, guiar a los niños y jóvenes en cada etapa evolutiva enseñándoles a asumir responsabilidades, a implicarse en la toma de decisiones, motivando la capacidad para elegir e insistirles en que si las cosas no resultan como se quieren hay que aprender a desarrollar otra forma de conseguirlas o en ocasiones asumir que no todo puede darse de esa manera y buscar otras alternativas.

“Si bien es verdad que cada vez hemos normalizado más el pedir ayuda, no todo el mundo es capaz de hacerlo o sabe cómo hacerlo. Por otro lado, existe también una parte de la población que esta normalización la extrapola a la creencia de que todo puede ser un trastorno mental y hay que recalcar que hay situaciones de la vida que ocurren y que podemos sentirnos tristes, sin ganas o nerviosos en algunas situaciones sin que esto sea patológico”, añade.

Como recomendación, el Colegio de Psicología de Santa Cruz de Tenerife recuerda la importancia de enseñar a pedir ayuda y, especialmente, de no sobreproteger y educar con responsabilidad y gestión emocional.