“¿Cómo pueden pensar ustedes que los africanos somos tan tontos como para no saber usar una calculadora?”. Aurora Acosta, trabajadora social y voluntaria en el proyecto Meraki, asegura que esta pregunta de un joven camerunés la hizo reflexionar. El chico, un migrante que llegó a Canarias para buscar una vida mejor, se encontraba en una clase de matemáticas cuando la profesora le preguntó si él sabía usar el dispositivo.
El proyecto en el que está involucrada Acosta nació en Gran Canaria —única isla en la que se desarrolla— en agosto de 2020 por la necesidad de alfabetización de las personas migrantes que llegan a las islas. “Desde ahí un grupo de personas nos unimos y creamos esta iniciativa en Fundación Adsis”, cuenta Acosta. Ofrecen clases de español y atención ciudadana, así como asesoramiento para todo el tema burocrático.
"Situaciones poco justas"
Ahora están nominados a los X Premios al Voluntariado Universitario de la Fundación Mutua Madrileña de los que se conocerá el veredicto el próximo mes de febrero y que, si lo ganaran, los ayudaría a seguir adelante con el proyecto. Un galardón que reconocerá su trayectoria de casi tres años en la que han realizado muchos tipos de actividades. Algunas de esas acciones son charlas que tienen el objetivo de romper mitos sobre los africanos.
“Los migrantes te van contando lo que les va pasando en su día a día, anécdotas o cosas que los inquietan. Nos empezamos a dar cuenta de que había muchos chicos y chicas que nos contaban situaciones que no nos parecían del todo justas”, relata la joven.
Ocho voluntarios
Acosta dice que, con el tiempo, empezaron a entender que la integración no solo depende de las personas migrantes, sino de la sociedad de acogida. “El racismo sigue siendo un problema, pero se desmonta muy fácil —y añade— cuando hacemos charlas en la ESO los alumnos conocen a los chicos y se eliminan todos los prejuicios”.
Unos prejuicios que los ocho voluntarios de Meraki trabajan para erradicar, pero sin dejar de lado las tareas de alfabetización. “En Adsis siempre se ha atendido a cualquier tipo de persona y allí ya dábamos clases de español, pero había muchísima demanda y una lista de espera con más de cien personas”, cuenta la trabajadora social.
Diferentes culturas
Estos voluntarios acumulan a sus espaldas 35 charlas; 17 encuentros multiculturales; una campaña con Guaguas Municipales; dos documentales —Migrar la mirada y Sueños migrantes—; un cortometraje; unos podcasts; y el premio Jóvenes Canarias en 2021.
Una experiencia que les ha aportado mucho desde el punto de vista personal. Acosta tiene claro qué le ha regalado a ella: “A mí el proyecto me ha abierto un mundo de conocer personas, diferentes culturas, formas de vivir y desmontar muchos mitos que yo tenía también”.
Han trabajado con personas de Marruecos, Mali, Senegal, Gambia, Mauritania, Costa de Marfil y Camerún. “A mí siempre me han gustado los idiomas y he acabado aprendiendo un poco de Dariya, Bámbara o Sonique. Además, he conocido a chicos que rapean y soy muy fan de ellos ahora”, sentencia Acosta.