Proyecto Hombre y las cárceles canarias, una simbiosis de 30 años que pide a gritos más recursos

El problema de la drogadicción en el ámbito penitenciario va más allá del consumo, ya que afecta a la reinserción y es difícil de erradicar

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Una reunión de terapia de Proyecto Hombre./ PH
Una reunión de terapia de Proyecto Hombre./ PH

Fundación Canaria Centro de Solidaridad de las Islas Canarias (Cesica) "Proyecto Hombre" e instituciones penitenciarias han firmado este mes un convenio para el cumplimiento de las penas de trabajos en beneficio de la comunidad de los internos en los programas y proyectos que desarrolla la fundación. Una muestra más de la simbiosis entre ambos entes que se lleva desarrollando en Canarias desde hace aproximadamente tres décadas, cuando Proyecto Hombre empezó su actividad en el Archipiélago, tal y como narran a Atlántico Hoy desde la fundación.

Este convenio, que durará cuatro años, permite a los penados cumplir sus condenas conmutables por servicios a la comunidad con una fundación que se dedica a la rehabilitación y reinserción de personas adictas y drogodependientes a través de terapias, talleres y mucha psicología. Un problema que, precisamente, se reproduce en las cárceles y no se atiende con todos los recursos que resultarían idóneos para afrontarlo de raíz.

Programa 'Regenerar'

Así lo explica a este medio María Lázaro González, directora general de la fundación, que narra los entresijos de los principales programas que Proyecto Hombre desarrolla con los convictos de las cárceles canarias más allá de los trabajos en beneficio de la comunidad conmutables por penas, sino para los propios penados.

Así, María explica que en los últimos dos años han estado desarrollando en Tenerife un interesante taller llamado Regenerar para hombres agresores condenados por violencia de género y alcohólicos, en el que durante tres meses intentan hacerles ver y entender los resortes de sus mentes que les llevan a cometer estas agresiones.

"Lo que más cuesta es que asuman el delito. Todos dicen estar aquí por una injusticia", explica. El programa es clave porque va más allá del mero punitivismo: intenta ayudar a los propios condenados a comprender por qué actuaron como actuaron y poder evitar la reincidencia. "Es muy difícil que un agresor que lleva 20 años en entornos de adicciones, alcoholismo y violencia cambie completamente por un taller de tres meses, pero por lo menos se siembra una semilla en ellos", explica a Atlántico Hoy María.

Faltan recursos

El programa es de Instituciones Penitenciarias y Proyecto Hombre actúa como "ejecutor" del mismo, tal y como pasa con otros como el programa Cuenta Contigo para infractores que abusan de las drogas o el proyecto Nova, que ayuda a menores que han sido pillados con drogas -especialmente cannabis- con un programa de concienciación sobre las drogas que sustituye al pago de una multa.

Pero, aunque la intención de estos programas es buena -atacar la raíz del problema que vincula la drogodependencia, la criminalidad y la reincidencia-, todos los recursos son pocos para atajar la problemática dentro de las instituciones penitenciarias, explica. "No hay recursos para abordar un problema tan complejo, que no es solamente el consumo", aclara María.

Durante los últimos años, desde Proyecto Hombre en Canarias han visto con preocupación el incremento en el abuso de drogas derivado de la crisis de la COVID-19 y otras como la erupción del volcán Tajogaite en la isla de La Palma. Aunque María apunta que todavía no han hecho un estudio en profundidad para buscar correlaciones, Proyecto Hombre lleva desde entonces detectando un incremento de mujeres alcohólicas que acuden a sus terapias y son, a su vez, víctimas de violencia de género. "Desde 2021, son entre el 50% y el 60%", destaca.

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