¿A qué edad es aconsejable tener acceso a pantallas? ¿Está bien regalarle un móvil a un niño de 10 años? ¿Es mejor estudiar con una tablet? El uso de las tecnologías en la infancia y la adolescencia es un debate persistente en la sociedad actual que camina a pasos agigantados a la digitalización constante y la presencia en redes sociales como un requisito vital.
Son varios los países que han optado por regular su uso, optando por la prohibición en algunos casos y por retomar viejas costumbres como los libros tradicionales en el ámbito educativo. Australia y Suecia son el ejemplo. Y al carro se ha sumado el comité de expertos en España que ha elaborado un informe con 107 medidas en el que recomiendan cero dispositivos hasta los seis años y móviles analógicos de 12 a 16.
El profesorado, las familias y el ámbito de la salud valoran de manera positiva estas decisiones en pro del cuidado de los menores, tanto a nivel de desarrollo cognitivo como de su exposición al mundo de Internet. El foco está puesto en una mayor educación de cara al uso y control de estas tecnologías que forman ya parte intrínseca y del día a día de la población.
Volver al papel
En lo que respecta al ámbito educativo, el profesorado canario desea inspirarse en Suecia. El país nórdico, pionero en digitalizar la educación en 2009 al sustituir libros de texto por dispositivos electrónicos, ha decidido 15 años después invertir 104 millones de euros para volver al aprendizaje en papel, tras constatar que la digitalización excesiva ha perjudicado el rendimiento escolar.
Para Gerardo Rodríguez, portavoz del Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Canarias (STEC), limitar el uso de dispositivos electrónicos, especialmente en edades tempranas, es el siguiente paso que hay que dar, dando marcha atrás y recuperando el modelo educativo del libro tradicional.
Rodríguez destaca que el uso excesivo de pantallas afecta negativamente habilidades como la articulación del pensamiento, la comprensión lectora y la escritura, y en sí a su desarrollo neurológico. Desde STEC subrayan la importancia de priorizar la lectura y escritura en papel, argumentando que estas prácticas fomentan una mayor comprensión y desarrollo cognitivo.
El control en casa
Para las familias también se trata de una asignatura pendiente. “¿Cómo se puede limitar el uso de tecnologías? ¿Cómo se puede tratar de cortar el contacto con una realidad que la tenemos en todos lados? Porque puede ser que mi hijo no tenga videojuegos en casa, pero tiene contacto con ellos porque juega cada vez que va a casa de sus amigos que sí tienen. Quizás sea la pregunta del millón”, expone Sergio de la Fe, vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Padres y Madres (FAPA) Galdós.
Las familias valoran el informe del comité de expertos, especialmente por la claridad con la que identifica los riesgos asociados al uso descontrolado de internet y dispositivos conectados que afecta tanto al desarrollo de los menores a la vez que los expone a problemas como “adicciones, trastornos alimenticios, manipulación en línea, ludopatía”, enumera De la Fe, que enfatiza en la importancia de la supervisión parental y la educación en el uso de tecnologías.
De la Fe reconoce que imponer restricciones podría generar una mayor atracción en los adolescentes hacia lo prohibido. Por eso, aboga por estrategias educativas que promuevan el pensamiento crítico y la autorregulación en el uso de dispositivos.
El papel educador de la escuela
Para el vicepresidente de la FAPA la escuela juega un papel central en la formación tecnológica de los estudiantes, no solo para prevenir estos riesgos, sino para fomentar un uso creativo y práctico de las herramientas digitales.
“La escuela debe enseñar a los menores a usar estas herramientas de forma segura y con criterio. Esto requiere formación continua del profesorado y asesoramiento a las familias, para que puedan manejar mejor los desafíos asociados al uso de tecnología en casa”, apunta.
Eso mismo indica David Pablos, director general de Ordenación de las Enseñanzas, Inclusión e Innovación del Gobierno de Canarias, que asegura que desde la Consejería de Educación apuestan por “educar en un uso seguro responsable y saludable de las tecnologías digitales, no como un objeto de aprendizaje en sí mismo ,sino como una herramienta accesoria para conseguir los objetivos de aprendizaje marcados por el profesorado”.
El informe de los expertos
El informe presentado al Consejo de Ministros propone limitar el acceso de los menores a dispositivos digitales según su edad, recomendando evitar pantallas antes de los seis años y limitar su uso posterior a contenidos supervisados y adaptados. Entre las 107 medidas propuestas, se incluye la obligatoriedad de etiquetar los riesgos de los dispositivos y aplicaciones para la salud y el desarrollo infantil, y establecer configuraciones seguras preinstaladas en los dispositivos para proteger a los menores de contenidos inapropiados y adicciones digitales.
El comité de expertos destaca la necesidad de regular el uso de dispositivos en el ámbito educativo, prohibiendo su uso privado en educación infantil y primaria y limitándolo en secundaria a fines pedagógicos. Además, insta a promover un plan de Alfabetización Mediática e Informacional para dotar a los menores de herramientas que les permitan moverse con seguridad en entornos digitales. También sugiere restringir la exposición de menores en contenidos creados por influencers y regular el sharenting.
En el ámbito legal, el informe incluye medidas como el control parental obligatorio en dispositivos, mecanismos para verificar la edad y la posibilidad de órdenes de alejamiento virtual para quienes cometan delitos contra menores en la red. Asimismo, busca penalizar la difusión de contenidos vejatorios creados con inteligencia artificial y otras prácticas que vulneren los derechos de los menores en entornos digitales.
La propuesta del comité será incorporada al anteproyecto de la Ley Orgánica para la protección de menores en entornos digitales, ya en tramitación, que incluye 35 de las medidas sugeridas. Esta legislación busca garantizar un marco de prevención, detección precoz y protección en el uso de la tecnología por parte de la infancia y la juventud, avanzando en la creación de soluciones tecnológicas y estrategias que limiten el acceso de los menores a contenidos perjudiciales.