Los productos made in Canarias tienen una singularidad que no comparte el resto de productos de España. Han nacido en un territorio insular alejado, en mitad del océano Atlántico y con expectativas de triunfar, pero no es fácil saltar el charco y cautivar a los comensales del resto del territorio nacional.
El nestea mago-piña, el clipper de fresa y otros productos típicos han logrado hacerse un hueco en el corazón de los españoles, pero hay uno que se ha colado en los supermercados y que genera opiniones diversas, se trata del Café el Caracol.
El producto típico de supermercado
El Café el Caracol tiene más de 70 años de antigüedad —no es poca la experiencia— y nació en Canarias, en la Isla de Tenerife más concretamente.
Su origen es de Brasil y Colombia, el 90% de variedades arábigas y el 10% tostados torrefactos que consigue un sabor muy suave que impresiona a quién está acostumbrado a sabores más potentes, como es el caso de los peninsulares. Su embalaje es inconfundible, de hecho, sería reconocido por un canario en cualquier supermercado peninsular, pero lo más probable es que, si ocurre al revés, no sea así.
La fábrica de Café el Caracol
La fábrica de Café el Caracol está en la carretera La Cuesta, en San Cristóbal de La Laguna y al igual que el diseño del empaquetado es blanca, roja y verde en su fachada.
El café está empaquetado en bolsas de 250 gramos y tienen de diferente variedad como tueste natural normal, la versión oro e incluso el descafeinado molido. También tienen mezcla de 50% natural y 50% torrefacto.
Además, la fábrica también elabora soluble descafeinado, para los amantes del sabor y de la rapidez de calentarlo al instante en formato de sobres pequeños o de un bote grande. Sin duda, un producto canario típico, inconfundible allá donde se vende.