Canarias es el lugar con más horas de luz de Europa. Los días largos y soleados caracterizan - a grandes rasgos - a las Islas, llegando a sumar unas 4.800 horas de luz al año. El cómputo crece sobre todo en verano, mientras que en invierno esos días se agotan antes… Con la llegada del otoño y el cambio de hora, muchas personas experimentan alteraciones en su estado de ánimo y energía. El sol se recoge pronto, la noche asoma y parece que el día se ha ido en un suspiro. El reloj del móvil se cambia. A las tres de la mañana serán las dos y hasta que no llegue la primavera, a las 18:00 horas ya oscurecerá.
A medida que los días se acortan, crece el desazón. “Al salir del trabajo, encuentras que es de noche, parece que el día se ha agotado y no hay manera de recuperarlo”, cuenta Carla, una persona a la que se le ha preguntado cómo le afecta el horario de invierno. Con ella coincide Abraham: “Siento que la vida se resume en trabajar. Salgo de cualquier actividad y ya es de noche. Me pone triste”. Y también Claudia: “Las horas de sol las pasas entre 4 paredes, y cuando sales ya está anocheciendo; siento como si hubiera desperdiciado el día. Salir a la calle es todo oscuridad, mal tiempo y frío…”. Lo que convierte estos meses en “la época del año que más me cuesta afrontar”, añade Sonia.
Ese sentimiento de tristeza y desmotivación se apodera de la población que ve alterada sus rutinas. La psicóloga Cintia Brito apunta que es un fenómeno muy habitual que puede afectar en cierta manera un poco más a los canarios y canarias al deberse sobre todo a la disminución de la exposición del sol, aspecto al que las Islas no están tan acostumbradas como otras regiones de la Península. ¿Cómo se puede afrontar el cambio de hora y sobrevivir en el intento? La experta explica por qué surge ese malestar y da consejos sobre cómo sobrellevarlo.
Desajuste del ciclo circadiano
Brito señala que el principal factor que influye en el bienestar emocional de la población a causa del cambio horario es el desajuste en el ciclo circadiano a causa de la reducción de la exposición a la luz solar. Al disminuirse, “se altera la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño, y de serotonina, clave en la regulación del estado de ánimo”, explica.
Estos desajustes pueden provocar síntomas como irritabilidad, cambios en el humor, problemas de concentración y dificultades para dormir. Incluso, algunas personas pueden experimentar tristeza o desánimo, sensaciones similares a las del jet lag, pero sin haber cambiado de zona horaria, apunta.
Depresión estacional
En los casos más graves, estos síntomas pueden estar relacionados con la llamada depresión estacional o trastorno afectivo estacional (TAE), un tipo de depresión que se manifiesta de manera recurrente durante los meses más oscuros del año, indica la psicóloga. Aunque, las investigaciones recientes sugieren que podría estar sobrediagnosticado. "En algunos casos, más que una alteración biológica, los síntomas de tristeza o fatiga pueden estar relacionados con el contexto social y emocional”, añade.
Brito expone que “lo que pasa con el cambio estacional es que el día se hace más corto, pero nuestra vida no se acorta. Desde que anochece, nuestro cuerpo debería dormir, parecido a cuando los osos hibernan; sin embargo, nosotros alargamos el día aunque esté oscuro para cumplir la rutina”.
Consejos para afrontarlo
En Canarias, el cambio de hora ha sido un tema recurrente de debate, ya que muchos residentes sienten que impacta negativamente en su vida diaria. Esta situación ha impulsado una creciente presión para eliminar el cambio de hora, sobre todo en regiones como el Archipiélago, donde las particularidades geográficas y horarias afectan directamente el bienestar de sus habitantes. Parece que su fin llegará en 2026.
Por ahora, la psicóloga recomienda algunas estrategias para contrarrestar los efectos del cambio de hora, como intentar aprovechar las primeras horas del día, saliendo a caminar o simplemente para recibir luz solar, lo que “ayudará a regular los ritmos circadianos”. A esto se suma, tratar de hacer ejercicio físico, sobre todo aeróbico o de fuerza, que “son aliados para el estado de ánimo y más si es al aire libre”.
La higiene del sueño es otro punto destacado por Brito, estableciendo una rutina de descanso saludable y evitando el uso de pantallas al menos dos horas antes de acostarse. Además, mantener relaciones sociales activas “ayuda a protegernos del aislamiento” y a preservar el equilibrio emocional. La experta subraya también la importancia de reconocer y validar las emociones, sin intentar suprimirlas, ya que “forman parte natural del proceso emocional”.
Por último, la psicóloga recuerda que si estas estrategias no son suficientes para mejorar el estado de ánimo, es importante considerar la opción de buscar ayuda profesional. "La Terapia de Aceptación y Compromiso puede ofrecer un espacio para distanciarse de los pensamientos negativos y redescubrir un sentido de propósito en medio de la adversidad", concluye.