La pobreza, falta de profesorado y altos ratios: motivos de que Canarias esté a la cola en educación

Solo dos de cada 10 niños y niñas desfavorecidos consiguen superar las expectativas y alcanzar resultados académicos por encima de lo esperado

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El aula de un instituto en Canarias / EFE
El aula de un instituto en Canarias / EFE

Canarias se encuentra a la cola de todos los parámetros educativos. Un reflejo de ello son los resultados de los informes PISA año tras año, así como la tasa de abandono educativo y el fracaso escolar, que asora sobre todo al alumnado que se encuentra en una situación socioeconómica desfavorable. Solo dos de cada 10 niños y niñas desfavorecidos consiguen superar las expectativas y alcanzar resultados académicos por encima de lo esperado, según la monografía "Resiliencia e igualdad de oportunidades en el ámbito regional", elaborada por la Fundación Ramón Areces y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE). 

Los bajos resultados académicos en el Archipiélago tienen sus motivos. La pobreza de las familias canarias, la falta de profesorado en el sistema educativo y los altos ratios de alumnado en las aulas son los principales enemigos del futuro escolar de los niños y niñas de las Islas, coinciden el Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza de Canarias (STEC) y la Asociación Nacional de Profesionales de la Enseñanza (ANPE). 

En riesgo de pobreza

"En Canarias tenemos un problema que no es solo educativo, sino también social", apunta Gerardo Rodríguez, portavoz de STEC, que hace hincapié en que más de un tercio de las familias con hijos están en una posición de vulnerabilidad debido a trabajos precarios, principalmente en el sector turístico y de servicios, con altas tasas de temporalidad y desempleo. Este panorama afecta gravemente la capacidad de las familias para proporcionar una alimentación adecuada y las condiciones óptimas para que los estudiantes puedan rendir académicamente, causando una brecha entre estudiantes que tienen recursos y los que no, continúa. 

Uno de los puntos más críticos destacados por el STEC es la falta de acceso a la escolarización temprana para los menores de 0 a 3 años, etapa clave en el desarrollo infantil. "Estamos a la cola del Estado, lo que significa que las familias con pocos recursos no pueden permitirse guarderías privadas y, al no haber suficientes centros públicos, muchos niños se quedan sin esta oportunidad fundamental", señala Rodríguez. Aunque se espera la apertura de nuevos centros el próximo año, advierte que esto será insuficiente para alcanzar la media nacional.

Desigualdades

Otro de los factores que agrava las desigualdades es la brecha digital. Muchas familias canarias, en situación de pobreza, no cuentan con acceso a internet o dispositivos electrónicos como ordenadores o tablets, esenciales para el desarrollo educativo en la era digital. "Durante la pandemia, esto fue dramático, pero incluso en las clases presenciales es fundamental contar con apoyo digital para realizar tareas", explica el portavoz de STEC.

A ello se suma la falta de espacios adecuados en los hogares para el estudio, lo que crea un entorno poco propicio para el aprendizaje. "Muchas veces, las casas son precarias o las familias están desestructuradas debido a problemas económicos y los padres no pueden hacer un acompañamiento y seguimiento de los niños”, añade. 

Inversión en Educación

En lo que respecta en específico a Educación, la falta de infraestructuras y de personal docente, y en consecuencia el alto ratio de estudiantes por aula, son un hándicap. "Las infraestructuras están al máximo de su capacidad, lo que impide reducir la ratio de alumnos por clase. Esto significa que un profesor no puede ofrecer una atención personalizada a cada estudiante, lo que es crucial para abordar las carencias individuales", explica Rodríguez.A lo que se suma que "Canarias sigue por debajo de la media nacional en cuanto a la proporción de profesores respecto a su población estudiantil”. 

Pedro Crespo, presidente de ANPE Canarias, expone que estos problemas en el sector educativo se podrían solventar con una mayor inversión. “Lo primero que se debe hacer es cumplir la Ley Canaria de Educación, que establece un gasto mínimo en Educación del 5% del PIB de la comunidad, algo que hasta el momento no se ha cumplido y que el propio consejero ha anunciado que probablemente tampoco se cumplirá en el próximo ejercicio”, declara. 

El incremento de la financiación educativa permitiría reducir los ratios de alumnado/docente, “que es una de las medidas más efectivas para mejorar la calidad de la enseñanza y aminorar las desigualdades educativas”, apunta Crespo. Además, facilitaría la puesta en marcha de programas específicos para los y las estudiantes en una situación económica desfavorable, así como para el alumnado no hispanohablante o no adaptado al sistema educativo, y otras medidas relevantes, como las destinadas a evitar la masificación de los centros de determinadas zonas de las islas construyendo nuevas infraestructuras.