Aunque sean lugares como Anaga, Teno o El Teide los que congregan principalmente a los aficionados al senderismo en Tenerife, muchas otras zonas de la isla ofrece impresionantes parajes por descubrir. Es el caso de Paisaje Natural protegido de la Rambla de Castro, en el municipio de Los Realejos, donde la gran riqueza natural de palmerales, acantilados y playas combina con el legado histórico.
En este enclave hallamos uno de los reclamos principales en la playa de Castro, una pequeña línea de litoral alfombrado de callaos donde desemboca una cascada vertiendo sus aguas al mar. La estampa ofrece ocasión de tomar fotos espectaculares del reguero de agua dulce encontrando su destino en el agua salada del Atlántico.
Cuando la marea esta baja, además, la arena negra queda al descubierto en esta playa salvaje a la que se accede por un sendero. Cuando el mar está en calma el lugar nos permite disfrutar de una ducha natural para quitarnos el salitre entre coloridos acantilados, vegetación endémica y palmeras custodiando el paisaje.
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Historia, además de naturaleza
Pero la joya histórica de este paisaje son las ruinas del elevador de aguas en La Gordejuela, una obra que marcó un hito en su tiempo como la primera máquina de vapor de la Isla de Tenerife, construida en 1903 por la casa Hamilton. La finalidad era utilizar las aguas que nacen en Gordejuela para dar fuerza motriz a un molino harinero y al mismo tiempo elevarlas para usarlas en cultivos, principalmente el plátano.
Tanto en el elevador como en la cascada, el agua está siempre presente en este espacio protegido para dar vida a esta región verde, fecunda y rica de toda la isla. Aparte de los palmerales, la vegetación del lugar está compuesta por una serie de especies adaptadas a las condiciones del medio, con abundancia de plantas comunes en las zonas costeras de nuestra isla: el tabaibal-cardonal.
Sendero de ida y vuelta
La ruta de la Rambla de Castro puede realizarse en dos sentidos. Es una buena opción empezar en el Hotel Maritim y acabar en el mirador de San Pedro, donde hay más opciones para volver al punto inicial en transporte público. Con dificultad baja, exceptuando algunos tramos de descenso a la playa, el sendero combina suelo empedrado con zonas de tierra y caminos tradicionales.
Además de la Hacienda de Castro y el elevador de La Gordejuela, la ruta discurre por la ermita de San Fernando, construida en el siglo XVIII, donde se expone una valiosa talla barroca del apóstol. También en este enclave encontramos la pequeña fortaleza de San Fernando, que data de finales del siglo XVIII y donde se conservan tres de los cinco antiguos cañones para defender la costa de Los Realejos de los ataques piratas.