De la misma forma que en el pasado se demostró la capacidad de los perros para detectar con su olfato a personas que padecen enfermedades como la malaria o la diabetes, científicos de todo el mundo investigan ahora si también pueden ‘oler’ la Covid-19.
La empresa Docrim, en colaboración con la firma de seguridad Opcon, ha concluido el estudio piloto (fase 0) para el uso de perros de trabajo en la detección de la covid-19 y ha logrado una tasa de validación del 96 % en distintas pruebas de "doble ciego".
Este proyecto, en el que también participa el Hospital Torrecárdenas de Almería y que utiliza a los canes para detectar el coronavirus, ya ha llevado a cabo una de las pruebas, en la que de dieciocho intentos solo se ha registrado un fallo.
En esta fase inicial han participado unos 64 voluntarios además de las diferentes muestras anonimizadas de coronavirus para el adiestramiento y la comprobación material de la detección con diversidad racial, en rangos de edad y en sexo.
Cribados de hasta 250 personas por hora
El codirector del proyecto, Carlos Aránguez, ha informado a Efe de que la aplicación de esta técnica permite hacer cribados de hasta 250 personas a la hora por cada can adiestrado.
La principal herramienta es el sentido olfativo de los canes que se expone a diferentes muestras de sudor axilar de pacientes infectados reunidas en cilindros de gasa que se han frotado previamente.
Una vez superado este estudio piloto, la pretensión de sus promotores es publicar los resultados en una revista científica, ha indicado el codirector, que ha destacado la ventaja que suponen este tipo de pruebas al resultar "poco invasivas, económicas e inmediatas".
En la siguiente fase de esta investigación se tratará de aplicar de forma práctica este experimento sobre una población real, de unos 4.000 habitantes, para hacer un cribado con una muestra aleatoria y verificar que los perros detectan los contagios.
Además se evaluará si, en un entorno real, pueden existir distracciones olfativas y no olfativas que incidan en la tasa de eficiencia del animal.
Una vez validado en adultos, también se analizará qué ocurre en el caso de los menores de edad, para lo que se contará con el consentimiento de los progenitores.