Los periodistas canarios, a la ‘mili’

Varios medios de comunicación vivieron esta semana una experiencia militar completa en Las Palmas de Gran Canaria

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Imagen de uno de los periodistas canarios en el campo de tiros / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO
Imagen de uno de los periodistas canarios en el campo de tiros / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

Los periodistas canarios cambiaron el ordenador por un casco, se pusieron un chaleco antibalas en lugar de tener el móvil listo para tomar declaraciones y entraron en el campo de batalla en vez de ir a la redacción. Los profesionales de la comunicación supieron, incluso, lo que es subir a un convoy o cómo se siente el temblor de una granada sin metralla que se tira para aturdir al enemigo. No estaban cubriendo ninguna guerra, solo eran uno más. Formaban parte del pelotón. Hubo reporteras que se hicieron torniquetes y levantaron la camilla con un herido. Las trincheras, para quien no lo sepa, son duras.

Por si alguien está confundido o llevándose las manos a la cabeza, calma. Que no cunda el pánico porque fue todo una simulación. Pero una muy realista. El Mando de Canarias organizó este martes una jornada para que los medios —acudieron periódicos y la televisión— conocieran cómo trabaja el ejército desde dentro. Para acercarse a la sociedad, enseñar lo que hacen y ser transparentes. Al menos, ese es el objetivo. Aunque también se pretendía formar al conocido como cuarto poder en la instrucción militar y mostrar cómo se actúa en el frente. 

La llegada a la base militar / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO
La llegada a la base militar / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

Inicio del día

El día comenzó temprano. A las 7:30, los periodistas que debían trasladarse a Gran Canaria desde Tenerife —se desarrolló en la Base General Alemán Ramírez, en La Isleta— tenían que estar en el acuartelamiento de Hoya Fría, donde los estaría esperando un helicóptero. Los que ya estaban en la isla vecina fueron convocados a las 8:45. La llegada estuvo un poco pasada por agua, había quien temía por las actividades programadas, pero las bromas no faltaron: “Así se podrá vivir la experiencia más completa”. Al final las nubes dieron una tregua y salió el sol.

Durante el café y el queque de bienvenida —había que coger fuerzas, la mañana iba a ser intensa—, un miembro del Mando relataba en un corrillo que la zona es un Espacio Natural Protegido. No hay ninguna duda, era un paraje con vistas envidiables de Las Palmas de Gran Canaria. En el cuartel los tiempos importan, era la hora de ir a recibir información sobre cómo sería el resto del día y un poco de historia. Las preguntas tampoco iban a faltar, como era de esperar.

Dos periodistas en el campo de batalla simulado / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO
Dos periodistas en el campo de batalla simulado / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

"Es un destino extraordinario"

Allí estaba Ricardo Esteban Cabrejos, jefe de la Brigada Canarias XVI. Explicó que el escenario al que se enfrentan las Fuerzas Armadas en la actualidad viene definido por los conflictos en Ucrania y en la franja de Gaza. Profundizó en términos como campo de batalla transparente, ambiente degradado, combate organizado o dispersión. Conceptos militares con los que había que empezar a familiarizarse.

Él volvió de Irak el 1 de julio de 2023 y nada más llegar le dijeron que su siguiente misión era dirigir la Brigada Canarias XVI. “Me he encontrado con un personal entregado que cuando sale demuestra el valor canario y español”, señaló. “Este es un destino extraordinario”, añadió. Tienen a 500 mujeres y hombres repartidos por las Islas. Además, exclamó con orgullo que son la unidad del Ejército de Tierra más condecorada del siglo XXI.

Charla impartida por Ricardo Esteban Cabrejos / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO
Charla impartida por Ricardo Esteban Cabrejos / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

Lanzamisiles

La ponencia terminó, era momento de entrar en acción. Por fuera del edificio una guagua esperaba a los periodistas para transportarlos hacia un descampado donde había una muestra del lanzamisiles Nasams, un instrumento que se ha utilizado tanto en Estonia como en Letonia a bajas temperaturas y, según relató el sargento González, “va muy bien”. La siguiente parada era el sistema mistral, un mecanismo antiaéreo muy útil para las emboscadas. Su función es dañar la aeronave rival para dañarla y que se vea obligada a retirarse.

El sistema mistral / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO
El sistema mistral / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

Ahora otra vez a embarcar hacia otro punto. Al bajar, la anfitriona fue Telma, una pastora alemán de tres años que ha sido subcampeona en el campeonato militar que la Guardia Civil celebra en Madrid. Ha hecho ejercicios en Polonia, está entrenada para detectar más de seis sustancias diferentes.

Misión cumplida

Unos cuantos soldados y dos de las periodistas se presentaron voluntarias para que los olisqueara en busca de sustancias prohibidas. No encontró nada —”menos mal, dijo entre risas un militar que observaba desde fuera”—. Luego se introdujo dos gramos de droga en uno de los bolsillos. “¿Puede adivinar qué pasó a continuación?”. Sí, Telma lo encontró sin despeinarse.

A unos pocos metros había varias mesas con objetos expuestos. Nadie se iba a marchar de La Isleta con poca información. En el primero había una cámara térmica que permite ver objetivos a larga distancia. Va conectada a un ordenador en el que un compañero puede seguirlo en directo porque cuatro ojos ven más que dos. Es una herramienta, sin lugar a dudas, muy útil. 

La cámara térmica / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO
La cámara térmica / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

Un dron

Uno de los aparatos más sorprendentes fue el dron UAV. Se usa cuando hay un convoy en la zona de operaciones. De hecho, lleva una cámara incorporada para adelantarse a los movimientos del enemigo. Manejarlo no es sencillo, sin ir más lejos, hace falta hacer un curso en Madrid para especializarse. Justo a su lado estaba la sección del equipo nuclear, biológico y químico. Permitieron a los presentes colocarse un Equipo de Protección Individual (EPI) para sentir algo parecido a lo que experimentaban los militares durante la operación Balmis en la Pandemia. 

Un militar sostiene el dron UAV / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO
Un militar sostiene el dron UAV / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

Por último, había un expositor de reconocimiento y desactivación de explosivos que contaba, además, con detectores de metales. Quienes lo desearan podían probarse el casco o el traje completo —solo el primero pesaba siete kilos, quien escribe estas líneas da fe, y el segundo 45 kg—. Como no podía ser de otra manera, se desplazó hasta el lugar el teniente general del Mando de Canarias, Julio Salom. 

Una periodista se prueba el traje de protección / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO
Una periodista se prueba el traje de protección / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

Preparar el ataque

En declaraciones a los periodistas, aseguró que cuentan con “chavales comprometidos”. “La brigada combina muchas capacidades de observación del campo de batalla”, añadió. Informó de que acaban de desplegar al ejército en Irak y esperan estar durante seis meses el año que viene en el Líbano. Llegados a este punto, estaba todo listo para adentrarse en el campo de batalla. Pero antes era indispensable acudir a la caseta donde los generales indicarían cómo se iba a proceder para que la prensa pudiera buscar el mejor plano.

Habrá unidades de vehículos, helicópteros y zapadores —pelotón de refuerzo—. Una vez está todo coordinado, se empieza la acción ofensiva y el combate real. Se crea una base de fuego para neutralizar al enemigo. Hasta la retaguardia que estaba haciendo fuego está la unidad de ayuda. La siguiente maniobra es el cruce de la brecha”, expresó uno de los soldados.

Un militar en el campo de batalla simulado / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO
Un militar en el campo de batalla simulado / ATLÁNTICO HOY - MARCOS MORENO

La estrategia

“Abrimos un pasillo para que las unidades de infantería crucen. Una vez pasa la brecha y el enemigo está identificado hay que buscar ocultarse porque la posición es más vulnerable. Se informa vía radio que ya está limpio. Ahí se abre fuego y se neutraliza a un posible enemigo. Comunicamos el fin del tema. Con la consolidación del éxito ha concluido el asalto”, continuó.

Con todo claro solo faltaba ir al convoy, ponerse el chaleco y colocarse el casco. Cada periodista subió al carro que le habían asignado para ir rumbo a las ‘trincheras’. Al llegar comenzó la guerra. Casi de forma literal. Los militares corrían hacia sus posiciones, se tiraban al suelo, enfundían las armas, las disparaban —con balas de fogueo—, tiraban latas de las que emanaba humo de colores que en la vida real funciona para confundir o lanzaban falsas granadas. Y para acompañar la escena, bajaban helicópteros. 

Práctica en subsuelo

Después de un receso para comer —judías, calamares a la romana, filetes con verduras, pan y un yogur, mal alimentado no se marchó nadie— tocaba el turno de aprender cómo es un ataque en subsuelo. Hubo que subir en coches especiales del Ejército para poder subir hasta uno de los puntos más altos. El camino no dejó indiferente con los imponentes volcanes de Las Coloradas y Faro a la izquierda. 

El militar que explicó la práctica de subsuelo comentó que es muy frecuente en la Franja de Gaza suponiendo el principal problema para el ejército israelí. La instrucción en esta especialidad dura un año y el Mando de Canarias cuenta con un manual. Las instalaciones están compuestas por una cueva natural de 200 metros, un dron terrestre y una radio especial, entre otros. Primero actúan los zapadores para reconocer si hay un posible enemigo o artefactos que pueda haber dentro. Para ello, colocan dos ventosas en la puerta unida a una cuerda para tirar de ella en la distancia. 

Ambulancia y helicóptero

Para entrar resultó necesario colocarse un monóculo de visión nocturna. Sí, de esos que usan en las películas y ves todo verde. En el interior, los soldados disparaban hasta llegar a la última sala donde estaba el enemigo a batir. Con la misión completada, solo quedaba marcharse vigilando la retaguardia. Finalmente, ‘detonaron’ la puerta para asegurarse que ya no quedaba ningún riesgo. Aunque nadie salió herido, todo el mundo se dirigió hacia la ambulancia. 

Junto al vehículo de emergencias estaba el cabo primero Moya. Detalló que se trata de un soporte vital avanzado donde puede ir un paciente grave y dos que no lo estén tanto. Al lado de la ambulancia se encontraba el aula sanitaria que se utiliza para darle a todos los militares un nivel básico de primero auxilios. Disponen de un maniquí que imita a una persona real o desfibriladores. La primera causa de muerte en combate es la hemorragia, por lo que aprender a hacerse un torniquete es fundamental. Todo el que lo deseó, pudo practicar.

La tarde terminó por las nubes. La guinda del pastel la puso un paseo en helicóptero por La Isleta con vistas a varios puntos de la ciudad como el Puerto de La Luz. Al bajar tocó recoger las mochilas —así no hubo que pagar equipaje de mano— e irse a casa con dos regalos: una bandera de España con el escudo de la Brigada Canarias XVI y un kit de comida de los que el Ministerio de Defensa da a los soldados para que se alimenten en el frente. Después de todo el trote, no les negaré que los sobres de polvo isotónico desfatigante vinieron como anillo al dedo.